Nada más que tu sonrisa.
Una mañana
gris, invadida de niebla, despide el sortilegio de la noche, que ha quedado en su
pretérito de sombras, dispuesta a desafiar entre penumbras el cielo que le
ofrece un nuevo día. Callado el crepúsculo con sus tonalidades mágicas, y el frío de un silencio que aterra y exaspera,
nubes en el cielo danzando la melodía del misterio, chocando unas contra otras, modelando figuras en el horizonte visible
ante el espejo de mis ojos. Dibujo cada instante con el velo de la imaginación
que inspira este episodio. Espectáculo del universo que desafiante no pone
límites a sus fuerzas, y lo domina todo
y lo estremece todo, calmado y sosegado, como dueño absoluto de su trono. Melodías de ramas que
se tuercen y de hojas abatidas en su tristeza, que se desprenden sin poder
evitar el cruel destino, acompañan el cortejo presagiando un toque de hechizos en una noche de Brujas.
Entonces, te veo allí, impaciente, admirando todo lo
que descubres en mi ingenio y destellando esa sonrisa en un instante, la
misma que conoce cada espacio que ocupan mis devaneos y delirios. Nada más que esa sonrisa y ese
instante, para dejar que absorbas mi energía y la fecundes con tu sensualidad, en
esa forma tan especial de cautivar lo más sensible que me inspiras. Mezcla perfecta entre tu seducción y mi fantasía.
Tú, y esa sonrisa que no miente,
que seduce y
flirtea, que conquista y contagia,
que
enamora a la musa que se escapa del alma
y transforma en poema la sublime esperanza,
Nada como esa sonrisa
para que nazca un nuevo verso en la
alborada gris entre la niebla blanca, de nubes que desfilan en esa alfombra
mágica, que mis ojos dibujan con letras de mi alma. Nada más que tu sonrisa, para que resplandezca en el silencio la mirada helada, con matices de Otoño y nostalgias besadas .
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