Surtidoras de poderes
Llegan brujitas traviesas con sus pócimas rebeldes, en las vasijas de barro surtidoras de poderes. Con euforia callejera subiendo por las paredes, sorprenden con su destreza entre papelillos verdes. Alocadas, pizpiretas, trenzando los acertijos vierten confetis dorados que adornan sus laberintos. Buscan escobitas nuevas con zalema y regocijo y conjuran a la luna en el convite divino. Danzan, auguran, revuelan y conspiran de repente, murmuran y se sonríen maliciosas, confidentes. Guardan el polvo de estrellas, el elixir y las mieles, quieren conquistar luceros y excederse en sus placeres. Mimosas y lisonjeras halagando con cumplidos, saben de rumba y de salsa de merengue y de buen ritmo. Cumplidoras de promesas y alucinando delirios, siguen tejiendo quimeras hilvanando desatinos. Con sus varitas coquetas retozando libremente, confabulan con el arte presuntuosas, diligentes. Como arúspices deidades