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Mostrando entradas de marzo, 2018

Eres tú mi confidente

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 Zéjel Eres tú mi confidente Eres tú mi confidente quien  me escucha vehemente. El que mira desde el alma y puede gozar la calma, cuando el hastío desalma en impetuoso torrente. Eres tú mi confidente quien me escucha vehemente. El que junto a mí camina, con la sonrisa genuina y esa verdad que ilumina radiante e intensamente. Eres tú mi confidente quien me escucha vehemente. El que mis noches perdona y al amor no condiciona, porque el verso le apasiona cuando llega irreverente. Eres tú mi confidente quien me escucha vehemente. El que conoce mi historia y atesora en la memoria, el declive y la victoria con su sentir concluyente. Eres tú mi confidente quien me escucha vehemente. El que recrea en el monte el verdor del horizonte, cuando se escucha el sinsonte trinando tan dulcemente. Eres tú mi confidente quien me escucha vehemente.

Lealtad sin desvarío

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Décimas endecasílabas Lealtad sin desvarío  Un vestigio de pena o de lamento una pizca de niebla en la distancia, puede acabar en tensa discordancia debilitando el recio pensamiento. No debe ser infiel el argumento ni hundirse en la oquedad del egoísmo, no debe convertirse en fanatismo el sueño del hacer que persevera, ni el soplo de esperanza en la quimera se debe condenar en el mutismo. Precisa despejarse el desconcierto, la euforia en la falacia desmedida, se debe autenticar en su estampida el eco de una voz  en el desierto. No basta con mostrar lo que es incierto también se ha de enfrentar el desafío, buscar lo que nos salva en el hastío aquello que se ofrece cual decreto, basado en la verdad y en el respeto que entrega lealtad sin desvarío.

El poder del amor

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El poder del amor no se esconde en los labios ni en el regio jurar de un secreto guardado. El poder del amor no se esconde en fracasos ni en frustrados intentos ni en soñados abrazos. El poder del amor reconoce la espera, no quebranta ni humilla, no desgarra ni quema y agradece el poder compartir su belleza: al mirar desde el ser la verdad que nos besa. El poder del amor no es cegar la nostalgia: es sembrar la ilusión con la tinta del alma, es silencio en las noches, es la magia del alba, es decir con los ojos lo que ahogan las ansias. El poder del amor no es mezquina promesa es el genio de dar la virtud en la tristeza, no se engaña, no miente escalando quimeras, no se esconde entre sombras de utopías siniestras. El poder del amor no es cuestión de tratados, es sentir el vibrar que atesora un remanso, el oasis divino, palmeral sin quebrantos, que perdona y concilia, que libera sin tratos.

Deleita con su ambrosía

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Deleita con su ambrosía el manjar del embeleso, cautivador y confeso  auguró que volvería. Que la nostalgia sería un recuerdo del pasado, que el amor atesorado nunca olvida, mas perdona, es leal, jamás traiciona con su espíritu elevado. Mientras al daño encarcela junto al agravio insidioso, desagradable, alevoso que en mentiras se abroquela. Quizás deje una secuela dolorosa,  incomprensible, mas verá que lo imposible podrá trocarse en aurora, cuando la quimera aflora libre, ilusa, impredecible.  Ha de resarcir la pena la confusión y hasta el llanto, ni la angustia ni el quebranto detendrán nuestra  faena. Se ha de extender la cadena que proclame la esperanza y fortalezca la alianza con la verdad que edifica, no cuestiona, dignifica en su bienaventuranza.

Huellas (Décimas endecasílabas)

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Avalancha de amor inexorable,  oleada que inspira arrolladora y excita intempestiva, creadora  la fuerza del espíritu inefable. Empuje del andar inquebrantable inmerso en la misión de hacer caminos,  senderos y horizontes tan genuinos que atisben la humildad desde su esencia y el don de superar a la impaciencia que es cuna de obcecados desatinos. Impronta que alimenta la enseñanza, lo humano, lo real y lo virtuoso y el numen que se agita vigoroso sediento de justicia y de confianza. Se nutre del honor, de la templanza, de todo lo que infunde aprendizaje, dejando en su vital peregrinaje las huellas perdurables de lo eterno, que muestran la beldad de lo fraterno y el rostro del perdón sin camuflaje.

No dejes escapar nuestra quimera

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Si sientes que mi vida es como el verso  que puede dibujar hasta la brisa, entonces no me niegues la sonrisa y entrega el frenesí de tu universo. Bien sabe el corazón ser aposento del gozo, del valor, de la esperanza y sabe alimentar desde su holganza el rostro de un sublime juramento.  Demandas desasir las ataduras, quitar la pesadez del desconcierto, que el árido pesar de aquel desierto fenezca en el olvido de amarguras. Romper con el aciago de lo adverso, mirar la luz que invade la mañana, con esa libertad tan soberana de ser quien peregrina con mi verso. Si piensas que la impronta desespera, que puede escudriñar en la memoria entonces no te alejes de esta historia: ¡no dejes escapar nuestra quimera!

Romance: Despertó de su letargo

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El rayo de luz penetra en el jardín sin recato, besa su estela dorada, cubre el verdor de inmediato, mientras la rosa se espiga con sus retoños amados. Viste su manto de seda trasluce todo su encanto, acariciando corolas, los pistilos olvidados y a los pétalos adorna con el rocío del campo. Vuelve la novia divina despertó de su letargo, confabuló con el alba y se acicaló en el lago, mientras se luce coqueta con sus matices rosáceos. Surte el néctar, la ambrosía, el azul de los milagros, el esplendor de la aurora y el lirismo del ocaso, romances y sortilegios de poetas desvelados. Anticipada se acerca asombrosa junto al halo,  la nigromancia del aura  resplandece ante el llamado, mientras fulguran las orlas entre mitos delicados. Ella entreteje madejas de rosas y de geranios, hilvana con sus anhelos el prodigioso remanso,  mirífico el  paraíso en su más bello escenario.

La noche ha contestado

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La noche va hilvanando la respuesta, aquella que dejaste a la deriva, lanzada hacia la niebla fugitiva luciendo esa mirada descompuesta. Creíste en la miseria de una apuesta, no viste más allá de tu deseo, probaste el bienestar del apogeo culpando a la inocencia del engaño y así poder subir otro peldaño en busca de un amor como trofeo. La noche ha contestado y ella augura: que el aura decadente de tu orgullo, habrá de conquistar otro capullo para encontrar de nuevo una armadura. Quizás alcanzarás tu investidura y puedas esconder ese egoísmo, quizás podrás mirar desde el cinismo crear todo un escudo de apariencia, más pronto la maldad de tu inconsciencia será quien te confine en el abismo.

Como dama centinela

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Atrapada en la pintura estará la primavera, con el versar de quimera y el pincel de la ternura. No escuchará conjetura porque conoce el encanto, que puede aliviar el llanto y despojarse de penas, cuando al romper las cadenas se libera del espanto. Es cierto que habrá rocío,  arúspices y alboradas, serán intensas miradas las que rellenen vacíos. Mientras se esfuma el hastío y el lienzo muestra su esencia, la diamantina presencia de la peregrina osada, escuchará la llamada con la sutil confidencia. Y aceptará la contienda en el primor de los valles, cuando ansiosos los detalles condicionen la leyenda. Orgullosa y estupenda lucirá de su ropaje, se extenderá en el paisaje su pasión cual acuarela,  como dama centinela con rosas en su ramaje.

Llega la tarde

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Llega la tarde con luz y calma, junta los rayos del sol que anima y en sus azares disfruta el alma. Deja sus huellas cuando sublima y escribe al vuelo la tinta ilusa, soñando el verso que no escatima. Llega la tarde, suelta su musa revolotea la caprichosa, aunque la tilden de loca intrusa. Juega entre rimas la pretenciosa, haciendo gala de su fineza con su cadencia siempre armoniosa. Deja vestigios su sutileza y liberando versos aflora, todo el lirismo que se adereza. Mientras compone sueños devora cada palabra que le es genuina, para alejarse conciliadora. Guarda la pluma tras la colina pues el ocaso su rostro asoma. En tanto el cielo se arremolina y ella nos deja fragante aroma.

La fe nos convida

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 Junto al universo la fe nos convida  a mirar el mundo sin buscar venganzas, respirando el gozo de la bienandanza y estrechar las manos dadoras de vida. El primor de un alma bien correspondida vive en el presente fiel a su bonanza, siempre agradeciendo la sublime alianza de aquella que auna noble y convencida. No será el poniente que en su despedida castigue a la luna mientras se abalanza, la noche que asume su alfombra encendida. Ni el cetrino roce de una remembranza, ni el desvelo inquieto de una musa herida harán que enmudezca la osada esperanza.

Entre letras me perdiera

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Si a mi ciudad yo volviera mis apuntes le daría, desvelos ofrecería y entre letras me perdiera. De primavera vistiera sus calles adoquinadas y a sus riberas besadas por coralillos silvestres, como murales campestres les diera tiernas miradas. Entre tanto en los jardines se sentirá el cosquilleo y el melodioso apogeo de azucenas y jazmines. Canarios y tomeguines se han de sumar con sus trinos, como cantores divinos que amenizan el paisaje, dejándonos un mensaje entre vuelos repentinos. Delicadas mariposas aromatizan el valle son el más fino detalle en campiñas fabulosas. En serranías hermosas donde habitan los gorriones, como estupendas visiones majestuosos palmerales, rosaledas y frutales son del monte tentaciones.

Azota sin piedad

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Hostiga el miedo absurdo sin reparos induce a la agonía que contagia, azota sin piedad desde el cadalso e impulsa a la obsesión y a la añoranza. Acosa lastimando lo sagrado, se olvida del valor de la palabra, destroza la humildad en mil pedazos y extiende la censura, la falacia, negando lo aprendido de un pasado que supo del amor y su abundancia. ¿Por qué se ensaña así rompiendo lazos? ¿Adónde irán cubriendo su fachada el ego, la ambición, el despilfarro y el gris de la maldad descontrolada? El mundo de hoy precisa del milagro que inspire corazones y plegarias, que encuentre su escudero en lo sensato descubra transparencia en la  mirada, limpiando la crueldad del descalabro para encender almenas de esperanzas.

Adoro mis espacios

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Adoro mis espacios, los vacíos, el eco del silencio en el ocaso, el hálito que sopla en lo apacible,  la pausa del  invierno cautivando y el gozo que acaricia los asombros  en andas junto al tiempo impredecible. Confiesa el interior, fluye cual río, se mezcla con las piedras del pasado y mientras su caudal vence imposibles la vida minimiza sus aciagos, retiene lo real maravilloso  en aras de horizontes increíbles. Conduce al bienestar cual paraíso, rebusca en los azares el cansancio, bien sabe que en lo bello y lo sensible el reto no es un cielo imaginario y entabla un batallar hombro con hombro  confiando al universo lo indecible.

Eres más que un compromiso

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Fuerza y ternura comparte  ese amor que no traiciona, que en el hacer se apasiona  y recompensa con arte. Eres así cual baluarte en el hogar sin descanso, concedes suave remanso, no te rindes ante el miedo y propones en tu credo ser humilde, fiel y manso. Sabes ponderar la aurora y te emociona el ocaso,  admiras desde el parnaso esa belleza que aflora. Eres cual musa que mora donde el horizonte inspira, eres quien clama, suspira y enfrenta los desafíos, llenando oscuros vacíos  con ese amor que no expira.  Eres más que un compromiso, eres pasión, sentimiento que embellece el pensamiento sin solicitar permiso. Sabe del paso conciso  que no engaña ni atropella,  librando cada epopeya con voluntad y pujanza, sujetando la esperanza para ser luz cual estrella. Consagra en su pleno juicio  las alas que no se quiebran, cuando entre anhelos se enhebran lo esencial del sacrificio. En el momento propicio sabe tomar

A la Mariposa Blanca

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 (Flor nacional de Cuba) El aroma de su flor, bálsamo y monte,  embeleso al desplegarse su corola, tan mambisa en la vereda, nunca sola junto al verde palmeral del horizonte. Su fragancia va embriagando hasta el sinsonte y lo invita a su trinar mientras tremola, cuando el iris del amor se tornasola esperando que el jilguero lo confronte. Sus espigas acicalan los florales en silvestres serranías y arrabales cobijando con sus hojas los capullos. El osado acariciar de los arrullos junto al gozo placentero de las rosas, nos regalan sus beldades milagrosas.  Como finas damiselas van prendidas de la historia y sus más bellas tradiciones, junto al mito atesorando bendiciones son de Cuba las mimosas consentidas.