Atados al poder
El rostro del macabro desencanto impuso su mirada obsesionada, con toda libertad sin esperanza llenando con angustia cada paso. Y el odio convenció desde el quebranto pues hubo de lidiar con la indolencia, con tantas discordancias sin respuestas, murallas entre absurdos y mentiras que anulan la verdad con la desidia y esconden la virtud tras la miseria. Esconden la virtud tras la miseria dejándose llevar por sus vacíos, confunden lo esencial y lo genuino viviendo la oquedad de la soberbia. Se valen de la envidia y la blasfemia en medio de senderos de arrogancia, defienden su verdad enmascarada creyendo en la mentira vehemente, atados al poder que los convierte en crueles dictadores que amordazan.