Atados al poder
El rostro del macabro desencanto
impuso su mirada obsesionada,
con toda libertad sin esperanza
llenando con angustia cada paso.
Y el odio convenció desde el quebranto
pues hubo de lidiar con la indolencia,
con tantas discordancias sin respuestas,
murallas entre absurdos y mentiras
que anulan la verdad con la desidia
y esconden la virtud tras la miseria.
Esconden la virtud tras la miseria
dejándose llevar por sus vacíos,
confunden lo esencial y lo genuino
viviendo la oquedad de la soberbia.
Se valen de la envidia y la blasfemia
en medio de senderos de arrogancia,
defienden su verdad enmascarada
creyendo en la mentira vehemente,
atados al poder que los convierte
en crueles dictadores que amordazan.
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