Más que milagros
Y llegar imprevisibles al ocaso con la luz del corazón como almenara, sin rencores ni egoísmos, sin venganzas, para hacer de nuestro andar más que milagros. Encender con la mirada el pensamiento con la chispa del hacer en las palabras, revirtiendo la obsesión desesperada en candil insospechado de renuevos. Distinguir el horizonte desde adentro con el brío del amor en cada carga, vislumbrando la emoción de la esperanza si comulgan alma y vida en cada intento. Mientras tanto sorprendente, apasionado, el desvelo se deslumbra con la magia del travieso rosicler que en su elegancia, nos revela lo inaudito de su encanto.