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Mostrando entradas de abril, 2019

Mirando desde el alma

Yo admiro sobre todo tu nobleza, el modo en que concibes la humildad, la gracia de servir con voluntad aquello que refleja la belleza. También la gratitud, delicadeza, tu forma refinada, la bondad, el eco de tu amor sin vanidad mirando desde el alma en su grandeza. Tu verso que elegante en su armonía ofrece su pasión con elocuencia y logra deleitar con su ambrosía. Es como el surtidor en cuya esencia se encuentra lo mejor de su energía y sabe convencer con su sapiencia. 

Trastornas mi universo

Opacas la visión con fantasía, trastornas mi universo, mi verdad, desnudas mis senderos, mi bondad y empiezas a surtir melancolía. Conoces mis secretos, mi porfía, la impronta en mi franca realidad, las horas revelando soledad y el trazo de mi andar día tras día. Quisiera dislocar tu impunidad, te nombras especial en tu osadía y piensas imponer tu autoridad. Te jactas de tu espacio y de tu hombría, no tienes ni la mínima humildad y juzgas con extrema alevosía.

Torrente de caricias

  Las flechas del amor a manos llenas seducen cual cinceles los sentidos, atrapan los anhelos convencidos que pueden hechizar hasta las penas. Son tantas emociones tras escenas y tantos los anhelos compartidos en bellos florilegios consentidos que vuelan entre frases siempre plenas. Y llegan y arremeten con su encanto nos dejan su torrente de caricias y suelen embriagarnos con su canto. Nos traen manantiales de delicias, se apartan del desvelo, del quebranto rompiendo la maldad de las codicias.

Arrullando los desvelos

Volvamos a vivir lo que hoy sentimos, busquemos con el alma los anhelos, vivamos arrullando los desvelos del gozo y del placer que compartimos. Mirando nuestros cuerpos descubrimos el cenit que nos lleva por los cielos, los sueños, nuestros mimos en revuelos y todo lo que en fuego convertimos. Sublime cada entrega en la caricia el clímax del amor, su desafío y el trino que susurra sus gemidos. Orgásmica la sed en cuya albricia se anuncia el renacer desde el estío dejando enamorados los sentidos.

En medio del silencio

Mis argumentos no te convencieron, tampoco mis razones ni pensares, tan triste fue aceptar los avatares que juntos al azar no me entendieron. Bien saben quienes locos nos siguieron de toda la pasión en los andares, de todo el frenesí, de mis pesares que en medio del silencio nos unieron. ¿Adónde fue el amor que nos juramos? ¿Acaso las promesas que nos dimos también se retorcieron sin recato? Aquellos, los claveles que plantamos hoy hablan del altar que nos hicimos y entonces todo vuelve a ser sensato.

El arrullar del sortilegio

De amor, enamorados se confiesan suspirando los dos con vehemencia, entrega pasional sin resistencia en tanto los silencios atraviesan. Se mezclan conmovidos, se interesan, se miran a los ojos sin licencia, no buscan ni convenio ni sentencia tan solo la verdad que se profesan.  Se siente el arrullar del sortilegio que deja su algarada entre quimeras y el eco que armoniza con su arpegio. Es como anticipar tantas esperas y el cenit del versar un florilegio en medio de añoradas primaveras.

Entre anhelos compartidos

De trova y de versar, encantadora la musa que deleita y que te inspira, aquella que te hechiza con su lira y siempre en su osadía te enamora. Le canta a su crepúsculo, a su aurora, al tierno rosicler por quien delira, al monte, al universo que conspira y al alba que se anuncia soñadora. El trino de su verso te motiva, seduce con su arpegio tus sentidos, te besa, te conmueve y te cautiva. Son tantos desafíos asumidos que surten la más tierna perspectiva y vuelan entre anhelos compartidos.

El tiempo pasa así

En hechos de misterios no me envuelve ni el sabio con su réplica dorada, escucho, me cuestiono anonadada y digo:¡en el silencio se disuelve! El tiempo pasa así, se desenvuelve, yo sigo con la musa entusiasmada, me siento entre los versos atrapada en tanto el acertijo se resuelve. Seguimos con la plática entre azares, las rimas acicalan vehemencia y juntos congeniamos los pensares. Me encantan tu versar y tu elocuencia que pueden alcorzar hasta pesares con ritmo en el trinar y con sapiencia.