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Mostrando entradas de marzo, 2012

El Tiempo.

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El tiempo es el testigo del fracaso,  es puente del dolor en el olvido.  El tiempo es deponente del pasado  de estigmas que atestiguan lo vivido. El tiempo ha declarado el abandono, dimite entre las lágrimas de hastío, las huellas despojadas del tesoro que evocan los instantes de vacío. Degrada el universo del pasado, conjura en el presente: desafíos, el tiempo que confiesa perdonando las huellas del dolor y del olvido. El tiempo es el poder de la paciencia y a cota las nostalgias revelando, que pueden renacer con la experiencia legítimos los retos visionarios. El tiempo es testimonio y despedida, que sana los vestigios del engaño, es fénix seductor que no mancilla la aurora que amanece del ocaso.

Romance a la Tierra Madre.

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Tiempos remotos de sueños, místicas revelaciones,  alquimistas conjurando, con los planetas y soles, fábulas con las caricias de las diosas y los dioses. Crepúsculos que ensombrecen  las siluetas de los bosques, mitificando la huida del zunzún ó del sinsonte, el amanecer del alba cual matizar de colores, y el trinar de las alondras en su concierto de flores. Tiempos remotos y mitos, consagración y desvelos, renaciendo lo divino en primaveral renuevo, donde los vástagos plenos  fructifican entre mieses  cual analectas de rimas de los versos que florecen. Árboles que despojados de sus hojas, casi yertos, vienen con brotes y frutos pinceladas del encuentro, con la espesura agraciada de los montes cual denuedos, cantando el sí de la vida: al excelso advenimiento.                       Madre Amor- Naturaleza, protegida con donaire por los ángeles del bosque y los guardianes amantes.  Silfos del aire pre

Comparto mi emoción en poesía.

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Comparto con la sed de mi silencio, la pluma mitigando mis palabras, las letras que se escurren y delatan, la esencia transparente que se escapa, cual yerma soledad de la utopía: que arropa en su desierto la esperanza. Comparto en el dolor de mi partida, ilusa mis quimeras que aún me cantan. Arrullan en el limbo las caricias, con orlas de jazmines y esmeraldas y aguardan la celeste bienvenida: corolas de zafiros en cascadas. Comparto la intimista poesía deidad de mis palabras y mi llanto, presagio en el dolor la despedida y fluye con mis versos el quebranto, si el numen resplandor que me cobija, inspira la ambrosía del descanso. Contemplo en la eclosión de mi lirismo, el lóbrego desvelo de mis labios, comparto con los versos que te escribo el néctar confidente del adagio, leal revelación de lo genuino en letras que delatan mi cansancio. Comparto con la sed de poesía, cascadas del relente de mi alma, espíritu del delf

Heredera marchita

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Te dedico mis letras, heredera marchita, que vaciando tu vida del perdón con la ira, vas llenando rincones con rencor y perfidia y el dolor te consume desolada, vacía. Aferrada a un don nadie que te asfixia y mutila, que oscurece vacíos y ensombrece la vida , no tolera el decoro pregonando violencia, con la burda jactancia de egoísta profeta. Vanidosa te encierras, petulante y grosera, le facturas al mundo lo que el odio te deja, la soberbia malsana sin bondad  que enajena lo mejor de tu alma que solloza en la espera. Eres hielo y escarcha, presunción e insolencia, arrogancia que ignora la bondad que se acerca y tus ojos mancillan, tu osadía no cesa, en procaz ignorancia de tu infiel reverencia. Heredera marchita de la angustia sin nombre, me lastimas de veras, no toleras mis dotes y la envidia cercena, restringiendo el cariño que suspira en la espera solitario y vacío. Te dedico la angustia , el dolor de mis letras, han pasado lo

Tulipanes y libros.

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Tulipanes y libros, pasión y aventuras acordes de instantes, asombros e intrigas, cuando estás ausente mi fiel compañía  en ellos convenio sosiego a mis dudas. Leales primores que alegran mis días, cansados, exhaustos, de tristes fatigas y en ellos descubro la esencia de vida: aroma de encanto en páginas vivas.  Sumando mis horas, minutos inertes, las páginas llenan espacios vacíos fragancia  del alma conforme del temple,  estoicas leyendas de amores y olvidos. Resigno mis días, al tierno descanso mi mente se llena del numen callado, sereno, impasible, paciente y sagrado, en páginas vivas de magia y encanto. Fascina el hechizo de los tulipanes, lindeza exquisita con libros de azares, deleite que atrapa con versos mis lares, cobija de letras: morada de amantes. Pasión y aventuras en largo descanso con libros y versos de azares amados. Camino mi Delfos con los tulipanes cadencia y suspiro: estigmas de amantes.

Me enamoras de nuevo.

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Me enamoras de nuevo  lealtad de requiebros, que suspira la frase del sublime te quiero. Me enamoran detalles que acarician mis sueños y compartes la dicha de abrazar mis deseos. Me seduces de nuevo mi galán caballero con la fuerte mirada que desnuda placeres. Me enamora tu entrega , seductor del deseo si al besar tu mirada, de pasión enloqueces. Me enamoro y te siento en mis valles discreto, contingencia de azares recorriendo mi cuerpo, delicado y salvaje, ambrosía y remedio que fecunda el remanso del ardiente renuevo. Te enamoras de nuevo susurrando mi nombre, me regalas la rosa cual amor de otros tiempos, me conquistan las huellas indelebles del hombre que acaricia detalles y bendice deseos: en la nueva alborada de pasión  y requiebros.

Romántico el encuentro.

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Romántico el encuentro amantes del misterio, sus jóvenes pasiones selladas por un beso. Romeo entre las sombras buscando el sortilegio. Julieta la doncella suspira con un beso. Romántico el encuentro pasión en el secreto, rencores de familias obstáculos que fueron, semillas de aquel odio sembradas con despechos. Romance de los tiempos, Montesco y Capuleto, Romeo enamorado, Julieta con sus sueños. Romántico el encuentro amantes del misterio, sus jóvenes pasiones selladas por un beso. La pócima sagrada conjuro del secreto, sublime la esperanza de amor puro y eterno.  Romeo desterrado, Tybaldo yace muerto, azares del destino, el odio y el secreto, condenan los amantes distantes, al destierro. Julieta se ha dormido y finge su sepelio, no hay odio que la aparte del joven de sus sueños. Espera en el sepulcro el beso de Romeo, romántica la espera de hacer valer sus sueños. Azares del desti

Destello y despedida.

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El álgido destello perpetúa, la esquela luminosa de sus manos algentes en los valles cautivados y azares: contingencias de su albura. Despiden  la estación que se confina, al sueño del abismo y su fortuna, la yerma soledad, cumbres de dudas, que gélidos desiertos desafían. Se esconde en el remanso de su suerte, la diáfana princesa de las nieves. En ártico descanso desvanece, la nórdica ventisca que estremece. Contempla en su silencio reservado el piélago profundo e inasible, del hielo confundido y desterrado vagando peregrino  e irascible. Tan vasto en el abismo  de su enfado retando  en el austral advenimiento, la gélida estación cual sortilegio de nieve perpetuadas de quebrantos. El ciclo que extrapola las nostalgias vistiendo de esperanzas la anarquía, despide la boreal melancolía y asperge primaveras de caricias. Destino que se aferra a la porfía cual noria con sus huellas indelebles, prepara en el ocaso decadente

Gracias Amor.

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Gracias a ti adagio de mi vida, fortuna de la entrega que consagra, la excelsa comunión de nuestras almas: axioma del amor que no termina. Gracias a ti, virtuoso del silencio poeta del amor que me cautiva. Gracias a ti enigma de mis sueños, tu fuerza es el numen que me inspira. Gracias amor deleite y ambrosía, alquimia celestial de mis placeres. Gracias te doy, elixir que cautivas la dulce sensación de amaneceres. Gracias a ti amante y caballero, deidad de la ilusión que multiplica el gesto enamorado de un te quiero,  que besa con el alma mi utopía. Gracias te doy adagio y melodía divina intensidad de los deseos. Gracias a ti susurro con mis versos, acordes del amor que no termina. Gracias amor sublime compañía, sensible corazón cual nigromante. Gracias amor alianza que adivina, mirando desde el alma cada instante. Gracias a ti me aferro a tu cariño,  al bálsamo sustento de tus besos. Gracias amor, oasis del desierto  y luz en el ocaso d

Indeleble Primavera

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Indeleble resucitas de la espera, filigrana con tus pétalos de vida. Imborrable te apareces, Primavera: en atávico primor de verdes huellas.   Creadora de belleza generosa los pinceles en tu diestra reverdece, floreciente, exuberante, sigilosa, en arcana majestad de amaneceres. Esplendor resucitado en la grandeza cual fulgor que se reserva en cada obra, Brillantez de la esperanza que se asoma, en el vástago secreto de la aurora. Apogeo de la vida y del ingenio, en la cima creadora que fascina, arco iris de ilusiones en la brisa que bendice las caricias con su estro. En tu mano va la rosa y la fortuna, la bonanza del amor que multiplica, en tu ángel seductor, trino de alondra y en las mieses: tu sonrisa de amapola.   En el verde colorear de la armonía resucitas indeleble las quimeras, mitológica, fantástica, hechicera; imborrable te deslumbras: Primavera. 

Tú, mi rosa

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Terciopelos de la rosa que acarician consagrando el esplendor de lo divino, delicados son sus pétalos que anidan el sublime amanecer de lo genuino. Tú mi rosa, terciopelo de los mitos que conspiras con la gracia creadora, tú, la rosa soñadora que enamoras la virtud que me seduce con tu hechizo. Terciopelo tan sutil que me sonroja y se postra ante el pesar que languidece, terciopelo de mi rosa que virtuosa es el numen creador que me enriquece. Terciopelo de mi rosa entre tus manos que se acerca y que suspira mis antojos, tierna rosa que regresa iluminando la utopía enamorada del retorno. Terciopelo del aroma que me intriga reservando en el placer de cada beso, la ternura del detalle que acaricias con tus manos cada instante del deseo. Terciopelo de la rosa que eclosiona cada pétalo en el cáliz de mis sueños, terciopelo inspirador: besas mi historia en el ónfalos cual alma de mis versos.

Adiós a las palabras.

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Adiós a las horas de palabras perdidas, congeladas al silencio. Adiós al frescor de nuestra alianza sumida en el mutismo de otro credo. Adiós al arrebato de los verbos, al ímpetu sagrado del talento. Adiós al corazón que habla sin miedo, arúspice delirio de otros tiempos. Adiós a la destreza que te inspira, no hay musa que contemple tu perfidia. Adiós al juramento de los sueños, que asfixia en su crepúsculo los besos. Adiós a la nobleza que atenaza y aferra a la sublime melodía. Adiós a la conquista con palabras que llora en el torrente sus porfías. Adiós al platicar de nuestras almas, motín de tantas horas confundidas. Adiós la lealtad, adiós palabras ahogadas en solitarias despedidas. Adiós: Y  en el suspiro de palabras relente en el ocaso del poema, despido con mis lágrimas las penas cual gotas de rocío que acarician, el nuevo amanecer de una sonrisa: versado con las joyas de mis letras.