Romance a la Tierra Madre.
Tiempos remotos de sueños,
místicas revelaciones,
alquimistas conjurando,
con los planetas y soles,
fábulas con las caricias
de las diosas y los dioses.
Crepúsculos que ensombrecen
las siluetas de los bosques,
mitificando la huida
del zunzún ó del sinsonte,
el amanecer del alba
cual matizar de colores,
y el trinar de las alondras
en su concierto de flores.
Tiempos remotos y mitos,
consagración y desvelos,
renaciendo lo divino
en primaveral renuevo,
donde los vástagos plenos
fructifican entre mieses
cual analectas de rimas
de los versos que florecen.
Árboles que despojados
de sus hojas, casi yertos,
vienen con brotes y frutos
pinceladas del encuentro,
con la espesura agraciada
de los montes cual denuedos,
cantando el sí de la vida:
al excelso advenimiento.
protegida con donaire
por los ángeles del bosque
y los guardianes amantes.
Silfos del aire presagian
surtidores, manantiales,
algaradas de cascadas
que se arrullan con linaje,
cual florescencia de almas
en florilegio del arte.
Tierra Madre, panacea
universal contingencia,
hoy con mis letras festejas
tan dilecta como regia,
el equinoccio de amantes
de la Diosa Primavera ,
con sus astrales galanes
en romancero de estrellas.
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