Cascadas de Luces

 El renacer desde el alma  es quien viste la promesa, el que acicala senderos  junto al amor que regresa. El renacer de la vida en medio de la crudeza, la incertidumbre, la angustia la apatía y la pereza, todas ellas desplazadas por la humildad, la belleza, la que mira con los ojos del corazón la grandeza.  Es el suspiro que alivia con gratitud y nobleza, el que alimenta y se nutre con devoción y certeza. Es quien admira y confía, quien supera con destreza, quien dosifica con creces y se aúna a la riqueza que viene con la esperanza y atesora en la sorpresa:  ¡mientras renace en el alba la sonrisa más traviesa!

 Confidentes de revuelos, letras del alma, aquellas que son cómplices  de sueños, de quimeras y de azares, que saben de noches de desvelos, de encuentros entre versos que se escapan. Complicidad que llega para quedarse, que entusiasma la musa con el pacto legítimo de lealtad, de franqueza, de verdades que hablan del corazón y sus desafíos maravillosos, que multiplica la esperanza y la hace florecer sin artificios, mirando los detalles que aún siendo pequeños reflejan lo grande que es la vida en la genuina obra de crear para abrir nuevos horizontes. Celosa pluma que guarda sus tesoros, que engendra anhelos, aúna voluntades, libera el pensamiento para convertirlo en melodioso arpegio que sensibiliza y enternece, con la sapiencia del amor y sus bondades. Y brotan las ideas fluyen cual manantiales que arrastran sus albricias, conmueven con la frescura del presente que se hace eterno y nos habla del hoy, del momento exacto, del instante sagrado que nos conecta con el universo y nos hace par

 Vuelve el verano confeso  vivaracho y revoltoso, trae consigo todo el gozo con su pícaro regreso. Tan osado y tan travieso genera pura alegría, regalando la armonía que conquista el horizonte irrumpiendo por el monte con su inquieta melodía. Llega radiante y hermoso lisonjero y atrevido, viene pleno, decidido con su aire de buen mozo. Tan espléndido y gracioso surte también su ambrosía y hasta inspira poesía revoloteando entre musas que lo reciben ilusas desbordando fantasía. Sigue su curso entonado con el romance del verso, declara el vasto universo tan leal y emocionado. Con ángel de enamorado sabe de amores y anhelos, de escapadas y desvelos bajo el brillo de la luna y de esa estrella oportuna confidente en los revuelos.

Mece el céfiro la ausencia  en la triste despedida, vuelve el ocaso, el quebranto  compartiendo la agonía que vitupera en el llanto de la quimera perdida. Se estremece y se silencia la tonada confundida, en el total desencanto y en frugal melancolía se reviste el camposanto con la lágrima encendida.    Mece el viento la apariencia, la que trastorna la vida, la que congela el encanto, petrifica la alegría y multiplica el espanto en la  promesa escondida.

Una décima me inspira con su mirada temprana y esa belleza que emana con el trino que suspira. Y es el encanto que admira la emoción que fluye intensa, la divina recompensa que desde el alma atesora el despertar de la aurora desvelada, fiel e inmensa. Desvelada, fiel e inmensa anda la musa dorada, con su pluma acicalada y el versar que la compensa. Junto al trino en su despensa hay acordes adorables, memorias inolvidables para cantarle a la vida su romanza preferida de anhelos interminables. De anhelos interminables  voy matizando el sendero, junto al más fiel escudero con sus tonos admirables. Desafíos incansables emergen con osadía y ofrecen su lozanía con decoro y con certeza y con la noble belleza que supera la porfía.

Eres papi esa luz de mi universo, el titań en mis azares y batallas, el timón de mis cruciales derroteros y el ejemplo surtidor que no se cansa. Eres papi el guardián de tantos sueños, el amigo que consuela desde el alma, que alimenta la verdad con su denuedo y se enfrenta con honor a la falacia. Tú mi héroe, mi hacedor y consejero quien alivia ese pesar que despedaza, quien conoce la pasión en mis intentos y el que abraza  la virtud con la palabra. Eres fuente y manantial en los senderos que se cruzan bendiciendo la esperanza: ¡Eres papi mi motor y el mensajero que defiende la pureza y la constancia!

Yo he  mirado a través de los recuerdos consintiendo los acordes de tu alma, abrazando esa pasión del universo y acogiendo el suspirar de la mañana. Derribando las murallas de lo incierto me pertrecho entre azahares que delatan el aroma celestial del horizonte: ¡el que entrega sus colores con el alba! Desde el sitio que provee hasta el consuelo visualizo ese esplendor que se aquilata es tan suave la caricia del silencio tan profunda es la misión tierna y osada, que acicala los detalles, los momentos el cansancio en el andar por la quebrada, las pendientes, la angostura y el remonte: ¡el hacer en la obsesión de su algazara!

Tan intensa es la emoción que desemboca y resume nuestro tiempo compartido, más allá de las paredes del olvido la verdad en lo esencial no nos sofoca. Y es el reto que nos llama y nos convoca a vivir en la unidad de un juramento, si bendice cada instante en su momento permitiendo acariciar las tempestades y augurando las más tiernas voluntades que revelan cada azar en el intento.  Tan intensa es la emoción que nos conmueve hacia el paso inesperado del convite que se alcorza en la bondad mientras emite esa luz que persevera en su relieve. La paciencia surte y fluye mientras mueve su caudal lleno de sueños y esperanzas mientras vuelan desveladas añoranzas tan genuinas entre azares sin maldades, promulgando los senderos de igualdades que alimentan la justicia sin venganzas.

Acaricia suave brisa mi universo y entre letras los suspiros me convocan al desfile de ansiedades que provocan la cascada interminable de algún verso. Y es genuino en lo esencial y en lo diverso, en el amplio despertar de la mañana cuando llueve la esperanza en mi ventana y alimenta lo esencial del sentimiento, esa vasta inmensidad de un pensamiento que se escapa en la quimera soberana. Gratifica ese suspiro insospechado cuando emerge en su soñada primavera y bendice el corazón toda la espera que revela su caudal emocionado. Tan intenso en el torrente emancipado se descarga la potencia del anhelo, la que siente su pasión desde el desvelo y se agita en el placer de lo que inspira, mientras siente la nostalgia de la lira que ha besado al horizonte en su revuelo.