Recibiendo las auroras
Es la más pura belleza que no cela ni confunde, la que bendice con gracia que no se esconde ni elude, la que siembra el optimismo y con su fuerza construye con la pasión que enamora venciendo las inquietudes. Es la que goza en la espera que embriaga con su perfume, la que engalana las horas con tantísimas virtudes, que no le teme al abismo y abraza en la incertidumbre con el mensaje del alma sin odios ni pesadumbres. Sin odios ni pesadumbres ha de llegar la victoria, hilvanando el sacrificio y tejiendo sus memorias, cortejada por los sueños esos que el alma avizora, en su profundo desvelo para recibir auroras. Ni falacias, ni espejismos podrán silenciar la historia, el aura de la esperanza surca el cielo prodigiosa levantando sus banderas solidarias, poderosas, sin censuras ni anatemas siempre genuinas, dadoras.