Recibiendo las auroras


Es la más pura belleza
que no cela ni confunde, 
la que bendice con gracia
que no se esconde ni elude,
la que siembra el optimismo
y con su fuerza construye
con la pasión que enamora
venciendo las inquietudes.
Es la que goza en la espera
que embriaga con su perfume,
la que engalana las horas
con tantísimas virtudes,
que no le teme al abismo
y abraza en la incertidumbre
con el mensaje del alma
sin odios ni pesadumbres.

Sin odios ni pesadumbres
ha de llegar la victoria,
hilvanando el sacrificio
y tejiendo sus memorias,
cortejada por los sueños
esos que el alma avizora,
en su profundo desvelo
para recibir auroras.
Ni falacias, ni espejismos
podrán silenciar la historia,
el aura de la esperanza
surca el cielo prodigiosa
levantando sus banderas
solidarias, poderosas,
sin censuras ni anatemas
siempre genuinas, dadoras.



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