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Mostrando entradas de septiembre, 2018

Forjando nuevos senderos

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Quiero superar la tarde, el ocaso y el silencio, revelar cada llamado, vivir enfrentando el riesgo. Solucionar tantas cosas, sentir la fe y el consuelo dignificando el camino, seduciendo al universo.  Arremeter desafíos sin consultar documentos, perseverar en lo poco y en lo mucho sin remedios. No alquilar a la esperanza ni sepultar los anhelos suspirando en la nostalgia y haciendo galas al credo.  A el que sabe de la esencia, de las dudas, del misterio, del milagro que equivale a la verdad sin pretextos, el que ahonda en la mirada, el que se atreve sin miedos y empina una rosa blanca junto al aroma del tiempo. Y es preciso que supere el dolor y el desconcierto, tanta traición desmedida, la crueldad de quien más quiero. Aceptar lo que no puedo cambiar a pesar del reto, abrazar lo que es genuino, lo sagrado y verdadero. Quiero alimentar mis días sumando nuevos intentos, atravesar la colina, que el límite sea el cielo. No importa si en la pe

Con sus misterios de vida

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Con sus misterios de vida el corazón nos desvela, nos inspira cuando anhela perseverar con medida. Pacientemente convida a recrear la esperanza, desterrar a la venganza que insana quiere asilarse y en el alma duplicarse destruyendo la confianza.  Con la mesura precisa el amor atesorado, es siempre el más fiel aliado quien regala su sonrisa. No importa que fuerte brisa imponga su cruel desdeño, él multiplica el empeño con sapiencia y con ternura, en la arriesgada aventura para conquistar un sueño.

Vuelve el otoño y su trino

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Vuelve el otoño y su trino meciendo hojas del tiempo, llega con prisa entre anhelos: vuelve el otoño y su trino. Con los pinceles genuinos llega cual arte que estampa, maravillas consumadas entre pinceles genuinos. Besa el alba y se acicala, revela el ocre que asombra mientras la musa se asoma besa el alba y se acicala. Sabe del verso que abraza la emoción entre sus letras, no se acongoja y confiesa saber del verso que abraza. La belleza multiplica lo ingenioso en su lenguaje de nostalgias y de azares su belleza multiplica. En las noches acaricia a la luna que destella como la dama traviesa entre cantares se arrima. Y al mismo tiempo divino deja el corazón sus huellas, con la nostalgia que llega   junto al otoño y su trino. Conspira en el laberinto entre dudas y pendientes, con su pasión vehemente y sus pinceles genuinos lanza desvelos y guiños con sus misterios de siempre.

Simulación

Es difícil aceptar aquello que dilapida, que amenaza e intimida y envenena hasta matar. Es de grandes condenar  la traición, la cobardía,   enfrentar la alevosía del que calcula hasta el llanto y manipula el encanto de creer en la osadía. Tergiversa la ambrosía que destila la ternura, crea una falsa aventura y encubre su egolatría. Tras cursi melancolía su rostro se victimiza, simula y hasta agoniza, acusa a su victimario bajo un fingido ideario que la mentira enfatiza.

Se esconde tras la mentira

¿Qué hay detrás de una mentira? ¡Lo absurdo y lo poco digno!  Falacia, mendacidad, dobleces y falsedad,  embuste, mediocridad, alevosía y engaños, pedruscos sobre peldaños: ¡tantos perfiles extraños! Fraude, dolor y egoísmo, matices de pesimismo, cerrojos ante el abismo maniatando la esperanza, mientras fabrica una alianza basada en  la desconfianza. ¡Todo lo insano y maligno  se esconde tras la mentira!

Dejando pinceladas

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La niebla llega densa entre las sombras el hálito del viento ha contagiado las copas de los árboles, sus gajos, la miel en el rocío de sus hojas. Ofrece un vendaval sobre la alfombra del bello laberinto ensortijado, de anhelos atrevidos, empeñados en tantas utopías tentadoras. La niebla confabula con la aurora, escarchas de un instante insospechado aspergen sus desvelos, sus quebrantos dejando pinceladas silenciosas. Regala la  ventisca promisoria, el reto que se atreve ilusionado y entrega sin secretos ni reparos, las huellas indelebles de su impronta.

Bajo el cielo divino de esos ojos

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Bajo el cielo divino de esos ojos me sorprende en el cenit del deseo, el aura de su luz yo coloreo mirando desde el alma sus antojos. Se rompen las cadenas, los cerrojos, el alba ha de anunciarse cual trofeo, en tanto la pasión en su apogeo regala su ambrosía entre sonrojos. Responde el universo cuando clamo y entiende ese cantar cuando amanece pues ya sabe lo supremo que le amo.  No escondo el corazón que se enardece y entonces de pasión ardo e inflamo la hoguera del placer que me estremece.

Con broches de cera

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Sublimes detalles: el viento, las hojas, el vástago errante, su anhelo y las sombras, la luna, sus caras, su luz, la inocencia: ¡Lo simple sellado con broches de cera! El nido, su flama, la estufa encendida, los niños, pinceles, sus juegos, caídas, la risa inocente, mil sueños, la hoguera, el ocaso intenso y osadas esperas.  Sencillos detalles: caminos, pendientes, la brisa asomando su rostro evidente, la estrella, el lucero, la délfica aurora: ¡Detalles que visten con galas la impronta!

El puñal de tu partida

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¡Y clavas el puñal de tu partida! ¡No mires hacia atrás, yo no estoy sola! Me guarda la conciencia que no implora y el vasto rosicler de una caricia. Lo clavas con pensada alevosía, lo supe de antemano, aquella hora del pálido clavel entre las hojas y el gesto de tu hipócrita sonrisa. Y siento ese dolor que no lastima, que deja su estupor para la historia, que habita en la inquietud, entre las sombras y seca alguna lágrima perdida. Me guarda la virtud que se anticipa, que busca renacer sin maniobras, ni falsos maquillajes, ni deshonras y así mirar confiada tu partida.

En un parnaso de anhelo

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En un parnaso de anhelo  será inefable su aurora, genuina entre verso y prosa y lo indecible de un sueño. Sensualidad y deseo en la estrofa irreverente, apasionadas y ardientes trasnocharán sus memorias, al pernoctar las historias de su vida y su talento. ¡Cuántos matices, albricias de emociones, sentimientos, nostálgicos desencuentros  y obcecadas despedidas! Auténtica en la misiva que perdonó el desatino, más no quedó en el olvido  aquella frase primera, que confirmó la sentencia de la musa intempestiva.

¡El mundo conoce a Lorca!

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Fuente Vaqueros, la cuna del poeta, de su impronta, del humanismo dotado por un lenguaje que honra,  la grandeza de las almas  en esa tinta que aún brota cuando en papel el tintero  plasma entre versos la historia.  Fue su niñez tan divina tras polluelos y amapolas, atravesando los campos detrás de las mariposas, con sus traviesos hermanos iba juntando memorias entre alegrías, quimeras guardando su trayectoria.  Era así como crecía el gran escritor de prosa en las tertulias bohemias, en noches de augurio y ronda, iba hilvanando el montaje  con simbolismos y sombras,  la luna con sus azares y el lirismo de la aurora. Pincel de la desmesura, pluma que tanto apasiona en el teatro divino con su musa encantadora, la de romances y cantos, entre flores, sangre y bodas junto al lirismo del  arte: ¡El mundo conoce a Lorca!

Y besas sus nostalgias

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La quieres como nadie la ha querido bien sabes que ese amor es para siempre, auténtico, sublime, suficiente que habita en lo perpetuo y lo genuino. Te entregas eminente en el camino tentado por la luz de su mirada, percibes esa esencia sin palabras que borra cualquier huella en el vacío. Suspiras junto al verso fiel testigo, descubres lo que fluye desde el alma y adviertes ese idilio que te abrasa la vida, el corazón y su destino. Y besas sus nostalgias, sus sentidos respetas ese andar entre la gente, su vuelo, su utopía, sus placeres y el modo de acercarse a tus motivos.