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Ligera va la paz con alma de nobleza

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 Es verde la esperanza cual blanca es la pureza paloma inconfundible, visible con su estela insomne y clandestina, ufana y centinela remonta en su alborada la indómita proeza.  Ligera va la paz con alma de nobleza, en senderos distantes y sombras de cautela solidaria en los valles, gentil cual damisela que exige libertaria justicia en su firmeza. Y es alto el desafío que arropa la conciencia de la paz que armoniza los sueños entre espinas, duplicando las ansias de ilusas primaveras. En tanto el horizonte confía en la prudencia,  en la esencia que clama las alas peregrinas que emprenden redentoras promesas y quimeras.    

Que ella se propague por todo el universo

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     Y que ella se propague por todo el universo que esparza su ambrosía y el néctar del anhelo, gaviota en la alborada que desde el mismo cielo abrace la esperanza y asfixie lo perverso.  Que aúne voluntades y asile lo disperso, congregue en el respeto los sueños y el desvelo, que vuele en la armoniosa razón del gran consuelo y alabe el regocijo de amar en lo diverso. Tremola en su nobleza paloma de la aurora borrando la arrogancia de sombras que traicionan, mientras la paz conquista la tierra soñadora. Y se extiendan alianzas que ilusas dimensionan el eco libertario y el verbo que no ignora, las luces de quimeras que esplenden y eclosionan.

A veces

A veces A veces me domina el espejismo en noches de repente sortilegio, si augura un sentimiento en el abismo la ilusa inspiración cual privilegio. Y sé que no coincide el peregrino instante del amor y el cautiverio, sagrado en el gozar del clandestino suspiro redentor del adulterio. En tanto desafiantes los desiertos que frisan ilusiones cristalinas, alaban repentinos los aciertos del tierno madrigal en las colinas. Y siento que el ocaso se ilumina si arropa en la constancia la ternura, en tanto mi crepúsculo domina la sombra que conquista su aventura. A veces es mejor errar al viento dejando su atavismo entre la brisa. A veces lo genuino del talento concibe en el averno la sonrisa.  

Quizás es corto el tiempo

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 Quizás es corto el tiempo de alucinarte en sueños. ¡Qué incierto es el anhelo de la utopía ilusa que viaja en el espacio de una quimera ilesa, de aquel rencor errante del odio que envenena!  Retorna la mirada del alma en el intento. ¡Qué ensueño ha suspirado visiones tan profundas! Regresa la añoranza fugaz como la estrella efímera en la noche de gélidas promesas. El tiempo no devuelve la historia en el deseo tan solo se atesoran memorias y penumbras palabras que han herido intensas cual tormentas entre nieblas de dudas y angustias traicioneras. Y escribirá un romance las sombras del destierro al volar mis proscritas gaviotas cada luna, mientras se agite inquieta la pluma sin fronteras y esplenda en la esperanza suprema primavera. Quizás es corto el tiempo de alucinarte en sueños. Retorna la mirada del alma en el intento. El tiempo no devuelve la historia en el deseo y escribirá un romance las sombras del destierro.  
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Filigrana en la noche Filigranas de montes que asperges huellas damiselas arcanas y luz de estrellas tan orondas de aromas tus perlas sellas y esplendentes corolas de auroras bellas.  Delicados primores de nácar dejas en campiñas de lirios y de azucenas mariposas fragantes, blancas, serenas, enredando jazmines en las verbenas. Filigranas de arrullos y ruiseñores ruborizan amantes cual tentadores, en el ágape intenso de soñadores: que armonizan intentos entre colores. Atavismos traviesos que soberanos recurrentes de ensueños vuelan arcanos, y en pendientes de empeños versos lejanos: acarician insomnes duelos serranos. Filigrana en la noche, tú que has amado al bohemio poeta que enamorado, vas versando los sueños entre sus vados, con furtivos enigmas que le han besado.        

El incienso de amor

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El incienso de amor El incienso de amor en la tierna sonrisa que en pesebre de luz nos regala su aroma es augurio de paz en senderos de gloria, humildad y perdón en acequias de vida.   Es consuelo frugal, es espliego en vigilia, generosa verdad en la inquieta alameda cual aurora boreal de celestes estrellas y el astral sideral del lucero que inspira. La fragante virtud de prudencia conspira tolerante al andar allanando avatares, con la ilustre pasión entre aciagos y azares compromete su voz peregrina y divina. Se levita el vergel en la alianza infinita que acrisola el edén con el iris sidéreo y en el verbo hacedor del arcano misterio, es Jesús el Pastor de primicias genuinas. Se desvela Belén entre anhelos y albricias con la luz cenital del pesebre hialino sin lujoso cendal, sin rencor ni egoísmo persistente y tenaz: nuestro asceta Mesías. Horizonte de amor entre rosas y espinas en preclaro bregar, de contiendas e historias, evangelio de luz, primavera

Espíritu divino

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Espíritu divino Espíritu divino, te acercas al instante de amor y de alabanzas de coros celestiales, amanece la vida cuando convida el alba con rocío de luna y estrellas de esperanzas.   Espíritu que elevas amor haciendo historia, levitas peregrinas sentencias de la espera, si el ángel que cobija desiertos en su estela irrumpiendo silencios se ufana con la aurora. Espíritu del Padre bendices lo imposible con la sabia palabra y el verbo de la estirpe y en la tierna sonrisa del Niño y de la Virgen: fecunda la esperanza su milagro sublime. Espíritu divino renaces en la Tierra, humildad del pesebre que pondera veredas allanando caminos de senderos que esperan: la llegada del Niño con incienso de Estrella.

En un pesebre de paz

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En un pesebre de paz A la cueva nazarena vamos todos adorar al bebé que es Sol y Estrella, nuestro Príncipe de Paz. Vamos pronto zagalillos que el convite va a empezar y los árboles del monte llenos de copos están.   Con guirnaldas tricolores los pastores vienen ya a ofrendar flores y cantos a la suprema deidad. Todo esta frío y oscuro, solo hay luz en el portal donde la Estrella de Oriente deja su estela de paz. Los ángeles van cercando con sus halos el umbral y esplendentes las estrellas sacralizan el lugar. Desde el sagrado recinto y en vigilia celestial con el Espíritu Santo y en divina Trinidad, bendice el Padre divino el sollozo virginal, que hace luz entre las sombras con el rostro angelical. A la cueva llegan todos y la virgen bella está, el lecho lleno de flores hacen sublime el pajar, donde duerme el santo niño, Verbo amado de la Paz que habitará entre nosotros como camino y verdad. Sol y estrellas, querubines, serafines, cielo y mar, todos

Es casi un acertijo

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Es casi un acertijo Es casi un acertijo el inspirar de nuevo razones accesibles del ínclito placer, después de confundir la noche cual placebo y socorrer las dudas en el amanecer. Apenas se comprende la intención que reclina el mesurado anhelo que conspira el dolor,  es casi un laberinto la sombra en la colina que admira el horizonte travieso en su esplendor. Mi pena vuela errante, delira en poesía cual frágil golondrina sapiente de emoción y aunque la lluvia inunde la gélida agonía, jamás podrá entre brumas perderse una ilusión. No ignora en el rocío la aurora peregrina la indómita caricia que augura el rosicler, inquieta en la mirada sidérea y clandestina que busca el acertijo difícil de entender. Y pienso en el osado capricho del enigma que versa en poesía y enjuicia en soledad, mientras llega en el alba preclaro el paradigma que inspira con su estigma y evoca su verdad.      

En la cumbre de anhelos

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      Y cantará en la noche la luna tus conciertos y tú serás la estrella que irradie su fragancia, brillando entre luceros que acorten la distancia porque estarás cubriendo de oasis los desiertos. Y será tu sonrisa quien sane desconciertos que apurada partida sumió en la discrepancia. Y nacerán leyendas que alaben la prestancia cuando acordes celestes ponderen tus conciertos. Y eternos los estigmas entre aciagos y aciertos cubrirán distinguidos con cendales de gloria, los senderos de sueños que enaltecen despiertos. Y en la cumbre de anhelos se contará una historia cuando escuchen acordes en los páramos yertos y la sierra consagre la cruz de tu memoria.   

Cuando el rocío llora

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Cuando el rocío llora     Brisa invernal cuando el rocío llora sus lágrimas en copos cual estrellas; y es blanca la añoranza entre las huellas del frío rosicler de nuestra aurora.   Quizás fue la verdad inquisidora que trajo la tristeza cual centellas y expresa en el dolor de sus querellas la cruda realidad conmovedora. Se siente la piedad y la nobleza que sufren despedidas silenciosas y ensalzan el poder de la grandeza. Humildes maravillas que entre rosas bendicen con amor la fortaleza y esplenden horizontes luminosas.

Pensamiento

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        Pensamiento que invades de emoción mi lirismo, me tomas de la mano cual vástago perdido, que se aferra al silencio que suspira su olvido y sucumbe en la nieve de mi invierno de hastío.   Fascinado me encuentras en un límbico abismo, con las musas que adornan cada verso que escribo; si me miras gozoso tú te ufanas del mito cultivando mi historia, con tu genio divino.   Pensamiento que danzas la tragedia contada por la musa que exhala su vivir cuando canta, y al mirar mis pupilas con la imagen soñada, llegarás con cautela penetrando mi alma.   Pensamiento sin prisa, te consume el vacío te repugna el sofisma de indolente castigo; solo llegas con ansias de inspirar nuevos bríos de ilusiones y anhelos, cual feliz vaticinio, del lirismo que llena cada estrofa que escribo.   Pensamiento estoy sola aunque tú estés conmigo, cada hora en mi espacio rellenando los sitios con misterios guardados en silencios perdidos, en un mundo poeta que me abraza cautivo creat

Cuando florece una flor

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Cuando florece una flor Dedicado a la memoria de Jenni Rivera. Cuando se muere una dama llora su gente el dolor, de la partida profana que su alegría apagó. Cuando se siente la rabia de la imponente aflicción, no hay consuelo en la nostalgia ante la muerte precoz. Se hace presente el milagro del amor, la comunión, en la plegaria que eleva sus oraciones a Dios, hacedor de la esperanza en la paz del corazón. Cuando se deja un legado tan genuino en su esplendor brillará siempre divina y auténtica la pasión de la incansable guerrera, sincera de convicción tan humana ante las penas, tan rebelde a la traición, solidaria en la tristeza, misionera del perdón. Madre, hija, hermana, amiga, auténtica en el amor sin dobleces ni prejuicios, sin falacia ante el rencor, dando siempre su sonrisa con la joya de su voz. Esplendente ante la vida, defensora del honor va la señora divina del carisma seductor con su corona de diva y el adagio encantador, en esa cruz que no expir

Defendiendo el amor

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Defendiendo el amor ¡Cómo decir que no si pasa el tiempo de efímeras razones, oh poesía! Aliento de soñarte en melodía y ser más que un discreto pasatiempo. Versa loca primicia en su destiempo, vuela sabia y frugal melancolía, llena el cáliz del alma la ambrosía con el ritmo del grave contratiempo. Vive intensa la pluma peregrina, no conoce falacias ni contratos solo atrapa la vida en la neblina, o en la sombra de errante golondrina que libera el romance de quebrantos, defendiendo el amor y su doctrina.    

Aún domina el recuerdo

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Aún domina el recuerdo... De nuevo en mi camino persiste tu castigo otra vez me confundes, ególatra atrevido si alucinan las ansias del beso prometido, en la tarde de invierno cual gélido testigo. Y domina el recuerdo del requiebro tentado que conserva el enigma en sagrado amuleto. Y acompaña el hastío del invierno indiscreto si se aferra al estigma del arcano pasado. Sin embargo en las dudas que azarosas afloran de nuevo en el capricho de anhelada quimera, se evaden los quebrantos, te pienso en primavera y abrigo el acertijo que el talismán adora. Si humanizo el sendero en la errante tiniebla que al ungir la nostalgia se consagra en su nimbo, el recuerdo bohemio reticente en el limbo no claudica de antojos persistente en la niebla. Aún domina en la noche el inquieto vacío lisonjero de acoples en arcén prohibido y en la sombra del tiempo sometido al olvido atenaza de nuevo tu recuerdo sombrío.    

Aspergen hoy mis letras...

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Aspergen hoy mis letras la nostalgia que sufren la distancia cual martirio, aspergen hoy las huellas del camino, la triste filigrana de añoranzas. Escriben hoy las letras confinadas al piélago que intenso ha flagelado, aciagos que laceran quebrantados y exilian primaveras de palabras. No hay rejas ni  balaustres que encarcelen conciencias que predican el ejemplo, del verbo amar cual templo de evangelio que instruye en el perdón que lo enternece. Aspergen las quimeras sus revuelos inquietas de preguntas sin azares, sin falsos argumentos ni montajes que asilan la esperanza en el silencio.  

Hoy regresa de un tiempo

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Hoy regresa de un tiempo fecundando el olvido, han pasado los años y el ocaso es testigo del sendero que arcano va escarchando el espigo, cual bohemio recuerdo de un otoño vencido. Del desierto cansado solitario y plañido el lamento solloza reclamando el abrigo, que cobije algún sueño sin dolor ni castigo mitigando las dudas del ayer fallecido. Hoy regresa afectivo cual profeta de un sueño seguidor del romance y el epígono empeño, alcorzando la aurora que acrisola quimeras. Convirtiendo el declive turbulento en adagio que sentencia y conquista más allá de un presagio: la evidente algazara como albricias de esperas. 

Flagela el corazón

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  Flagela el corazón la herida abierta errante del capricho que eclosiona, pendiente de la sombra descubierta se aliena en el abismo que traiciona. Y duele cuando sangra y se despierta la triste soledad que se fusiona, cual duda silenciosa que encubierta presume la porfía que lesiona. De ingrata necedad vive y ampara la noche tempestuosa en el preludio del sueño compartido en la algazara. Flagela con el llanto que profana y alcorza en el nostálgico interludio, genuina cicatriz cual filigrana.

Pudo mi amor

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Pudo mi amor enmudecer la brisa y al céfiro insinuar de iluso viento, al hálito intangible que de prisa acosa la ventisca en su lamento. Pudo alcanzar dilecto sentimiento en el frescor del aura peregrina, el amor sin clausura ni tormento que augura su algazara clandestina. Gozó mi amor la alianza diamantina de intenso trovador inquebrantable. Pudo el amor calmar la tremolina, ruidosa, confundida e intolerable. Albur del regocijo cuestionable que inspira en el terral su infiel caricia, avanza en el crepúsculo excitable que añora el plenilunio en su codicia. Pudo el amor saciar en la primicia del beso acrisolado tiernamente, pudo gozar el fénix de su albricia y el eco placentero confidente. Pudo el amor bohemio y consecuente vencer la solitaria despedida, pudo salvar hialino y esplendente su náufraga quimera prometida.  

Con la indemne esperanza

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  Con la indemne esperanza que libera desvelos floreciendo genuino y esplendente el azar, va surcando senderos y arbitrarios desiertos, espejismos de anhelos en lejano palmar. Con la indemne esperanza despojada de oprobios y palabras vacías de adversario rival, multiplican arpegios de ilustrados insomnios la añoranza bohemia que eclosiona en verdad. Con la indemne esperanza cobra vida el proverbio, dimensiona la aurora tempestuosa el umbral del errante horizonte que convida en silencio, al preclaro proyecto del osado caudal. Y conspira el retorno de un quijote indiscreto con la ufana esperanza de la luz cenital. Y en la exenta plegaria del arcano universo se liberan quimeras de la hostil soledad. Y consagra el nirvana del preludio del alba el rosicler destello cual relente de paz. Y aferrada e indeleble, sin mezquinas palabras va la indemne esperanza peregrina y vestal.  

Para mi amiga Sol Lora

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    ¡Felicidades Sol Lora ! Goza el cielo de palabras irisando la alegría, con el preludio de vida rubricando la esperanza. El desafío te atrapa entre versos que denuncian, las mentiras que clausuran la justicia entre falacias. Mientras versa la añoranza entre tus letras de auroras, que vitalizan la historia con tus huellas de monarca. Luz irradia la constancia de versátil peregrina, que enternece con la lira y subleva en su algarada. Tan caribeña que irradia el astro rey con su nombre y es el lucero en las noches que preconiza su acracia, liberando la alborada del capricho de los hombres. Y goza anárquica el alba que sonríe en su parnaso, y despiertan los ocasos sin azares de nostalgias. ¡Hoy asperge la algazara: con el sol de tu mirada!  

Escribo porque sí

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Escribo porque sí, profundamente indemne del perjuicio de otros tiempos, ilesa de mentiras que atropellan la utópica visión de mi universo, en tanto el florilegio de mi lira convierte el madrigal en sortilegio. Escribo porque sí, tranquilamente cual oda del versal sin cautiverio, ilusa en el adagio que se enerva e irrita ante el tapiz del hechicero, que oculta la arrogancia y la codicia y esconde en la ficción su desconcierto.  Escribo porque sí, precisamente romances en veredas o desiertos, apólogos cual sabias moralejas que inspiran alegóricos intentos, versando en su ancestral melancolía el Cenit del placer y el apogeo. Escribo porque sí musa impaciente inquieta peregrina entre los versos, ingenua confidente de las letras cual pléyade de epígonos bohemios, vestal de acrisolada melodía en délfico trinar de sus misterios. Escribo porque sí cuando amanece el alba rosicler en mi desvelo, si aún en la fugada primavera se aliena la quimera de un a

En la noche traviesa

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    Es díscola la noche traviesa entre deseos, indómito el aroma del numen que delira y en medio del silencio las dudas se disipan vagando la añoranza pletórica de anhelos. Rebelde se acicala la dama peregrina y alcorza en su diamante la luna que acrisola, en tanto la mirada cetrina y tentadora delata la romanza sublime que musita. Fugaces las estrellas dibujan filigranas de epígonos romances exentos de egoísmos y brillan como hogueras luceros de optimismo, traviesos cual candiles en noche de almenaras. La danza de las ramas desnudas con la brisa regalan la armoniosa vigilia ineludible, y hespérides del cielo se acoplan apacibles cual pléyades virtuosas de acrisoladas ninfas.  Y el álamo discreto sacude sus nostalgias mientras caen las gotas indemnes del estío. Y el ingenio impetuoso, del gélido atrevido acompaña la noche que asperge en su fragancia.

Canta el poeta

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Canta el poeta       Canta el poeta la magia y la desdicha y aciagos de un bohemio clandestino, fluye el caudal torrente del lirismo su acequia espiritual que se emancipa. Cantan palabras el eco de la brisa y el gris azar que emprende con su hastío, canta el andar de ocasos peregrinos la endecha universal que amor inspira. Canta la angustia su ingrata melodía y espera en el andén de su capricho, augurios del poema vespertino que asperge una quimera en sus enigmas. Canta la pluma dilecta sus albricias, desprende generosa el acertijo que irradia en el placer su regocijo y atrapa en el romance una caricia.   Canta algún sueño desvelos con la lira, emerge el horizonte en los motivos que abraza clandestino entre suspiros y alivia la nostalgia incomprendida. Canta el poeta la trova que no expira, su voz va pregonando el heroísmo de osada intrepidez cual compromiso que alcanza el universo en su utopía.

Junto al fresno del parque

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Junto al fresno del parque sentencio mi vacío, caen hojas del tiempo que efímero despide en alfombra dorada profanada de hastío, del veterano otoño cual temporal expide. Se desnuda el ocaso bohemio y atrevido cuando seca el declive la cobija de amores y han caído nostalgias ceñidas al quejido, de ramas indiscretas que crujen sus temores. La bruma emigra intensa y en el sitial sombrío del indolente tedio que consume en ausencia, la niebla se engalana gozosa al desafío, que aniquila en esperas la indócil confidencia. Algo de mi poema vitupera el capricho que deshonra el arrullo cual vendaval de agravios y en nefasta censura del incauto entredicho, compensarán las dudas ingenuos desagravios. Ya no espero aventuras de bergantes vacíos, de epígonos romances y apólogos versales que huyendo de altaneros ególatras baldíos, tapizan sus azares de ilusos madrigales.  

Elegía a mi abuela Estela ( Mamibela)

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Elegía a mi abuela Estela ( Mamibela)    En sueños todavía tu amor cubre razones y añoro tu presencia, tu luz y tu sonrisa, no siento que te has ido, esplenden tus caricias que diáfanas cobijan anhelos y ocasiones. En sueños y entre nubes alegras mis quimeras, consulto con la aureola inquieta de primicias y en el trinar divino de la empírea vigilia te siento tan cercana cuando brilla tu estrella. En sueños todavía me proteges abuela, compartes los pesares y alientas la almenara de intentos que no expiran en gélida alborada e irradian tu sapiente constancia cual hoguera. No hay páramos que alejen el nimbo que me arropa, alcorzando en mi alma la confianza prudente del preclaro sendero que apremiante converge y que ampara el camino disipando las sombras. Y te admiro en las rosas matizadas de auroras, en el fiel crisantemo y en la orquídea discreta que sembraron tus manos sin ocasos, ni endechas cual primores eternos que ponderan memorias. Los

Desafiando los abismos

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Va el errante de las letras cual duende haciendo senderos, cubre de atajos las penas sorprendiendo derroteros. Puja bárbara la historia en el camino su alianza, clama justicia y convoca a su prole flagelada. ¡Marcha indómito el errante desafiando los abismos! Y el patriarca de las sombras esplende haciendo caminos, sin cadenas opresoras ni moratorias de olvidos. No hay añoranza diezmada para el sueño peregrino, no se aliena en la nostalgia del atávico destino. ¡Marcha indómito el errante desafiando los abismos! Recurrente entre titanes lucha, resiste y se inspira en la razón litigante que entre anhelos se emancipa. Sigue el bohemio sin tregua tan sapiente en su albedrío, conspirando en sus proezas y retando en su periplo. ¡Marcha indómito el errante desafiando los abismos!  

Sumida en mi utopía

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      Sumida y abstraída en mi utopía andaba suspirando en sus arcenes, en tanto en el azar amanecía anhelos escapando a sus desdenes. Las hojas despedían suavemente el verde de esperanza en el ocaso y el gélido frescor plácidamente, mecía en sus primicias el fracaso. Y acá la alfombra de oro despedía aromas del otoño en sus placeres, en tanto con mi sueño yo esculpía epígono versal de amaneceres. Ventiscas de un preludio consistente cual hilos platinados del remanso, aspergen sus aciagos de repente y adagios que se alelan sin descanso. Incauto el horizonte en su porfía ingenuo cual travieso entre las hojas, difunde su inocente melodía cual notas de imprudentes paradojas. Inmersa en el vaivén de mi utopía tan crédula y absorta en la quimera, cautivo la frugal melancolía y atisbo en el umbral mi primavera.  

Y yo pensaba que era una santa

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    PARA RETO DE PILUCA CUESTA ‘‘IRÓNICA INFIDELIDAD’’ Y yo pensaba que era una santa Y yo pensaba que era una santa la dulce amiga que compartía, penas , sollozos, dudas, vigilias y el regocijo de la alegría. Yo que creía en la exigua oblata que en un santuario su fe ponía, sin sacrilegio ni apostasía la presumida, sin herejías. Toda mi historia yo le contaba, más que detalles en las primicias de aquellas galas que clandestinas, daban gozosas apologías. Cuando el bohemio beso entregaba en el orgasmo de las caricias, yo ponderaba cual peregrina santo el pecado: tierna delicia. Yo que estimaba que era tan santa la encopetada y sutil amiga, dio la sorpresa de loca orgía con el corsario de mis sonrisas. Y en buen concierto gemidos daba tan azarosa cual sinfonía, loco arrebato, romance y lira fueron testigos de sus ardicias.  

Retorna exhausta

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  Retorna exhausta beldad fingida tan consumida de agotamiento, que al fiero viento piedad suspira. Y en el ocaso llega rendida casi suicida su amor flagela, si se revela cuando agoniza. Azota el tiempo su despedida tan compungida que se consterna, en la caverna de su apatía. Sus alas tristes caen rendidas tan confundidas en la congoja, si se deshoja la infiel sonrisa. En su derrota conspira herida, sola y tullida sin más quimeras ni primaveras que la bendigan. Retorna exhausta tan conmovida sin atrevida razón traviesa, mientras confiesa cual paradigma: el falso enigma de la belleza.  

Amanece mi historia

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Amanece mi historia cual albur en tu vida, de nuevo en la mirada sonríen mis ardicias. Amanecen de nuevo las ansias y pericias plagiando en el romance su alianza compartida. No hay afán en la noche cuando el tiempo persiste y preludia el deseo su plegaria cautiva. Amanecen silencios en la aurora furtiva y acarician instantes la pasión que subsiste. Mientras tanto en las sombras de la endrina llegada azulada de aurora fugitiva y liberta, se sorprende al abrazo de la noche discreta entre antojos que invaden la insumisa alborada. Sin embargo hay concierto del trinar confundido de gemidos cansados delatando la magia, del insomne apogeo que enajena y contagia el presente donoso del orgasmo fundido. Armonía en la noche que ha tentado caricias y tu cuerpo me abrasa cual torrente encendido, en desvelo bohemio que al placer se ha rendido cuando asperge mi historia su romance de albricias.  

Se han de contar nostalgias

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    Se han de contar nostalgias del peregrino iluso que zarpó con el alba confiado en sus misterios, con la pluma apagada que sofocaba sueños atrapada en los muros del universo oscuro. Se han de contar pericias del bergante travieso con venablo en el alma para flechar el Delfos, en tierras de esperanzas bajo el primor de un cielo distantes de palabras y ajenas al silencio. Y dicen que añoraba los tórridos desvelos rosicleres de auroras en el turquí de espliegos, el estío segando quimeras entre versos en las veredas tristes del palmeral bohemio. Y cuentan que en la ansiada promesa su mirada quebrada en los aciagos, infausta en la alborada, buscaba en las distancias las palmas y almenaras y el tropical destello sidéreo en las montañas. Se han de contar razones, censuras migratorias de absurdas enseñanzas y oprobios que pregonan, epígonos caprichos de ufanos que deploran la libertad genuina que esplenden las auroras. Romántico genera nostalgias q

Apresura su andar

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  Apresura su andar el final visionario, no hay alquimia capaz que detenga al testigo si se adueña el azar presuroso y amigo, desafiando el ritual que condena al calvario. Es letal el pesar de este tiempo corsario agotado de amar recibiendo castigo, tolerando el dolor de avatar enemigo que flagela la paz cual abyecto sicario. No será el corazón el frugal peregrino ni el proemio vital del carácter cetrino, si en la etapa final el rencor hace historia. Y el oprobio sabrá del sofisma sangriento fustigando rapaz la verdad y el talento, expoliando en su andar cual justicia ilusoria.  

Melodía de otoño cuando llueve el amor

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Melodía de otoño que acaricia nostalgias, despedidas brumosas en el ocre dolor y confiscan adagios con la lira del alma, en las noches que agravian cuando llueve el amor. Cuando llueve el amor cual sentencia que atrapa la verdad evidente de un azar tentador, eminente y asceta se enajenan las ansias si el requiebro inefable se hace grata adicción. Se hace grata adicción la divina añoranza que en las notas virtuosas del ocaso precoz, liberó en la quimera obcecadas distancias en la tregua que el alba con su luz temperó. Con su luz temperó la aflicción visionaria sosegando la furia que atribula el rencor, en la brizna discreta, quejumbrosa y callada o en las bóreas inquietas de la endrina obsesión. En la endrina obsesión la insumisa esperanza, insurrecta se empeña cual bohemia ilusión, de exiliar las ventiscas lastimeras e ingratas y nostalgias de otoño cuando llueve el amor.  

Luna azul en la noche de brujas

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Luna azul en la noche de brujas se disfraza de henchida ilusión y sonrisas de niños matizan la inocente guirnalda de amor. Ya la ronda vislumbra traviesa el desvelo de un duende fisgón y de verde con capa de estrellas se enternece el intruso mirón. Calabazas y hojaldres de almendras con manzanas, canela y limón, en la alfombra de hojas ilesas centellean de ufano esplendor. Mientras tanto la luna confesa acrisola en el iris fulgor y atinada el conjuro profesa en la noche de hechizo y rubor. Sortilegio de ingenuas quimeras presagiando su estigma el albor, que en la ronda de ilusas promesas nigromante princesa embrujó. Luna azul en vigilia perpleja centinela del duende burlón, en la rueda de sueños troquela filigrana de etéreo primor.    

Romance del peregrino

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     En el remanso apacible del silencio consternado, vuela el hálito que agrieta los infaustos desenfados, cuando injurian las quimeras cual pletórico quebranto, el torrente que se aliena en nostálgicos aciagos. Dicen que el sueño anidaba sus promesas intangibles, de esperanzas que traviesas desechaban lo imposible, mientras cautivas tristezas otoñales cual declive, vituperan la inocencia agraviando sus confines. Y el silencio sigue intacto enmudece sus caprichos, calla el aura su romanza cuando el céfiro hialino, va plagiando de añoranzas tapices en los caminos, en el azarbe del alma del bohemio peregrino. Cuentan que frágil corsario alquimista y delicado, efímero en su periplo, melancólico y preclaro cubre huellas del olvido del pretérito fracaso, conspirando clandestino con el tedio del ocaso.  

Gime el romance su adagio

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  Gime el romance su adagio entre páramos desiertos, unge discreto sus notas cual pentagrama del tiempo, que trasciende las quimeras entre avatares bohemios. Dice el romance letrado que el olvido no es su dueño, que en el sendero trillado las huellas de su talento, revelan la melodía en arúspice proemio.     Y aturdido en la aventura de cenital sortilegio, gime abyecta la anarquía en confuso desconcierto, cual arrabal atrevido en su fárrago apogeo. Notas osadas irisan el espíritu indiscreto, del capricho que castiga al pretérito silencio, en la frugal despedida cautelosa en su desvelo. Tornasola ineludible al romance sus requiebros, lisonjean su armonía el rocío del arpegio, que fluye libre de penas tan hialino entre los fresnos, cual céfiro que enamora el aura del sentimiento. ¡Gime el romance su adagio y el olvido no es su dueño!  

Odas trenzando romances

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  Odas trenzando romances clandestinos y alquimistas, preludiando en sus azares la conquista que armoniza, cuando trinan los zorzales y el ruiseñor concertista. Pinta el otoño sargales en el ocre de los campos, lucen vistosos sarapes los arbustos tapizados, bendecidos de alabares por el pincel arrullado. Odas de auroras cantoras en la brizna matutina, alba rosácea extrapola el romance de primicias, cuando en las bóreas retornan: golondrinas peregrinas. Monárquicas mariposas trenzan odas vespertinas, en las orlas de amapolas que despiden sus albricias, cuando ventiscas pregonan arpegios apologistas. Canta el madrigal de orquídeas sus trenzadas emociones y en las cascadas se irisan románticos los albores, del crepúsculo y la brisa en el clímax de pasiones.