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Mostrando entradas de noviembre, 2024

La Luna de Otoño

 La luna de otoño su rostro presenta tan llena de amores e ilusas promesas, la novia coqueta que en sombras discretas seduce las noches con gala de estrellas. Tan regia y versada de enigmas conspira con sueños de musas letrada andarina, celeste en la orgía que aliena y disipa, lamentos del alma cual huellas y estigmas. La luna de otoño comparte su alquimia conjura cual credo su etérea armonía, guedejas de plata que esplenden sonrisas en tanto en su delfos azares conquista. Divina embelesa la noche de espera la luna que el aura del céfiro besa, nostalgias del alma, albur de quimeras, gozados suspiros y umbrosas tristezas. La luna de otoño su rostro presenta tan regia y versada de enigmas conspira, la luna de otoño comparte su alquimia: divina embelesa la noche de espera.

Nos Habla Un Corazón

 Nos habla un corazón enamorado en medio de una aurora de revuelos, sabiendo que entre todos sus anhelos la vida ha sido intensa y lo ha marcado. Encuentra la razón que se ha pactado sintiendo esa pasión en los desvelos, aún en los instantes paralelos el eco del amor borra el pasado. Tan tierno es lo que abraza cuando inspira seguro, tan leal en su confianza, que entrega más que el alma si suspira. Y apresa entre sus alas la esperanza, la besa cual tesoro que se admira y juntos confabulan en su alianza.

Cuando ya no te pensaba

  Llegaste a mí, mas ya no te pensaba, la tarde de estampida y desapego; trayendo de tu mano el florilegio de versos que escribí mientras dudaba. Llegaste a mí, certero y sin censura tan grácil, caballero y tan sereno, contigo de la mano el sortilegio que pudo consumar nuestra aventura. Y allí adoré tu sombra y mi figura, imágenes, relentes de un te quiero, con brotes de añoranza en cada arpegio que impuso su romance con ternura. Allí ofrecí, la magia que abrazaba, las noches taciturnas, mis desvelos, el beso surtidor del privilegio que supe defender mientras dudaba.  ¡Llegaste a mí, silente en la alborada! Prendiste aquel candil sin proponerlo, tomaste mi obsesión desde lo egregio: ¡Me hiciste claudicar enamorada!

Y dejo que acaricies

 Abrazo los instantes que deliran, aquellos que entre anhelos me suspiran. Y dejo que acaricies mi angostura, que vibres cuando goces mi aventura, que bebas del elixir sin premura y sientas el sabor de esta locura. ¡Sublime advenimiento entre tus labios perdida entre tus besos tiernos, sabios! Y entonces las caricias que conspiran sus ansias con placer en la cordura, se entregan plenamente sin agravios.

Cual Alba En Primavera

 Milagro del amor que en poesía, se aferra a su misión y asperge verso a verso la ambrosía, que encumbra su obsesión. Persuade corazones y concilia, certero y mesurado,  el bardo que concede en la vigilia su ingenio desvelado y siente que es testigo su tintero, de todo lo anhelado en tanto persevera en el sendero, su espíritu elevado. Presume del encanto de la lira que alcorza lo inasible, viviendo su verdad mientras delira lo edénico y sensible. Preclaro en el vergel un florilegio, se aferra a la ilusión, conspira con la luz el sortilegio de un sueño renovado que alcanza de la aurora rosicleres en bálsamo apacible. Talento ineludible, que asoma en la sutil melancolía cual alba en primavera el rostro tan vital que desafía, la impronta de la espera. 

Dejan Pícaras Estelas

 Chiquilladas que emocionan entre azares y pendientes, congratulan con sonrisas anhelos iridiscentes.  Lleva consigo caprichos y aventuras desveladas, cuesta arriba en la colina convergen esperanzadas, ilusiones que atestiguan sus miríficas cascadas,  de intrépidas bicicletas e inocentes carcajadas.  Y al desprenderse traviesas loma abajo por el monte, dejan pícaras estelas junto al trinar del sinsonte. Es la osada compañera de recuerdos esplendentes, de travesuras y apuestas, de conjuros y escapadas que atesoran los instantes sublimes del horizonte. Cómplice en el remonte y en el solaz que convida con tersura al desafío, sigue entre aladas carreras memorias en su albedrío.

NUESTRO OCASO

Llegamos plenamente a nuestro ocaso luciendo nuestras ansias y desvelos, los surcos que se marcan por el tiempo dejando cicatrices a su paso. Miramos con los ojos del pasado las páginas tan llenas de memorias, vivimos cada instante, cada historia, seguros del sendero transitado. Y besas con pasión nuestro silencio, me halagas consintiendo mis espacios, yo en tanto te acaricio en mi regazo amando este placer que reverencio. Mas siempre nos abraza la esperanza llenándonos de anhelos y de sueños, dispuestos al solaz del sortilegio que sigue iluminando nuestra alianza. Gallardo surtidor de mi parnaso que inspira lo melifluo de mi lira, tocando nuestra almas encendidas que prenden nuestra hoguera en el ocaso.  

Con su impronta inigualable

Con su impronta inigualable y en el umbral del estío, deja estelas de rocío a su paso inexorable. Desafiante en su albedrío de guerrera ineluctable, con su sapiencia imparable  fecunda el sueño baldío. Es arrebato en su ESENCIA, suspiros, placer, desvelos, los más genuinos anhelos acompañan su presencia. Siempre osada en sus revuelos troquela cada experiencia, con ahínco y vehemencia cincelando sus señuelos. Impávida, confidente, muchas veces misionera, cuando alcorza cada espera siempre diáfana, indulgente. Ensalza la primavera en el ocaso incipiente, siendo la fiel confidente que pacta justa y certera. Prendida vas con las musas entre azares y veredas, vas orlando rosaledas en las pendientes difusas. A la falacia emparedas sin escuchar más excusas y entre tus notas ilusas, POESÍA: ¡Tú me hospedas!

En días de sombras y en horas perdidas

En días de sombras y en horas perdidas, en lo destemplado, ríspido, inclemente, lo desapacible que acosando asfixia dejando borrascas, turbulento hiere. Viento huracanado que encapota sueños vilipendia vidas, censura, reprende, entre notas sueltas esparcen intrigas agravios y ultrajes que turban anhelos.  En días de sombras y en horas perdidas la coima pretende propagar sus fuentes, dejando infortunio, mientras gratifica al que vitupera sobornando siempre. Cumbres enlodadas de aciagos inciertos esconden falacias, abismos, dobleces, miran displicentes, tortuosas, ladinas dueñas absolutas de escarnios siniestros. En días de sombras y en horas perdidas la melancolía su pereza impele, ofrece la abulia, la odiosa desidia con la negligencia fatal que empobrece. Sugiere la vida derroteros nuevos, requiere la fuerza que miedos despeñen rompiendo ataduras, murallas de estigmas,            aupando esperanzas con vigor y empeño. 

La Mirada Que Inspira

 Poesía eres tú, la emoción que me anima, la fecunda pasión de las noches sombrías. Poesía eres tú,  tan sutil peregrina, que enamoras las musas con arpegios de vida. Eres tú en el albor la mirada que inspira, que obstinada se aferra al frescor de la lira, intimista y porfiada,  entre prosas y rimas, consolando nostalgias, mitigando desdichas. Poesía eres tú,  la traviesa divina, la deidad del poder  que con versos fascina, eres vasto placer, eres numen y alquimia, panacea de amor y exquisita ambrosía. Poesía eres tú quien atrapas mi vida, me sometes al ego de tus huellas perdidas y suspiras, me arrullas, me cautivas con tinta, cuando fluyes de azares, mi apacible utopía.

Mientras Besa Una Flor

 La mesura del alba que susurra su arpegio y el inmenso universo que conduce al amor, nos transmite la esencia que despierta el anhelo que eclosiona entre versos mientras besa una flor. Y besando a la flor se alimenta el deseo, el que busca elevarse desafiando al rencor, el que imita el adagio del convite del viento y el que alcanza las noches en su afán seductor. Alcanzando las noches se despoja el tintero, se desliza entre letras anhelante el vigor, se hace luz en las horas del ocaso travieso mientras llena vacíos cada intento avizor.   Es sublime el empeño del poeta bohemio cuando abraza en sus notas la esperanza mayor, difundiendo la voz que trasciende sin miedo y que engarza la estirpe de su excelsa labor. Hoy se labra la historia con las notas del tiempo, se ha esculpido la adarga que ha vencido al dolor, quijotesco el poeta se ha lanzado hacia el ruedo con la tinta del alma mientras besa una flor. 

Sentir El Frenesí

Bendigo ese calor que me fascina, anhelo el estrecharlo entre mis brazos, sentir el frenesí de sus abrazos y amarlo de la forma más genuina. Entrega placentera que divina no cree en el cariño que a retazos, se pueda agazapar entre pedazos en medio del quebranto y de la ruina. Seduce lo más fiel de la ternura que esplende en lo vital del desafío y alcorza la esperanza en su ventura. Cautiva esa ilusión que en el estío renueva su alborozo con dulzura y puede superar todo vacío.