Cascadas de Luces

Recuerda ese tiempo que ha languidecido con él el pasado nos dejó su huella, se llevó consigo la mirada aquella y el romance intenso del amor vivido.  Recuerda ese tiempo que quedó esculpido en la filigrana de nuestra querella, mientras la memoria nostalgias destella temiendo que todo quede en el olvido. No sé si es pereza, nefasta agonía y entiendo que el mundo abre su horizonte,  pero el alma siente la incauta partida. Mas si algún recuerdo se enlaza a la vida y en la remembranza su historia confronte dejará la impronta de melancolía.

Noche, insomnio, luna, anhelo, refugio entre verso y llanto, entre nostalgia y encanto incentivando el desvelo. Todo en su pleno revuelo dejando en el alma mía el recuerdo, la ambrosía y el sabor de lo inefable en la memoria impecable surtidora de energía. Y así tu pluma revuela con elegancia y denuedo, nos deja un preciado atuendo en las joyas de tus letras. Así seduce coqueta a la musa que te inspira, ella contigo camina gozando de amaneceres, en desvelos evidentes junto a la luna atrevida.

Son sueños que se escapan venciendo laberintos de ilusas turbonadas que aspergen su rocío. El canto de la lluvia entona desafíos, en tanto sin renuncia el verso sigue vivo y dicta desde el alma aquello que ha vivido. Desvelos que se abrazan arrullos y suspiros, en letras cuya magia revelan regocijo. El eco de la brisa augura el optimismo, la musa que no expira comparte con sigilo, la décima, el romance, el verso y sus caprichos.

Si alguna vez te faltara el adagio de su voz, sería grave y atroz la herida que desde el alma, dejaría su cascada en la crueldad del adiós,  que castigando veloz  se llevaría la calma. Ella lacera y desalma lastima, hiere y aturde, con la cautela que urde el maquinar tanta saña. Mas la genuina esperanza que a la mentira desurde, con amor te desaturde  en su más genuina hazaña.  desurde: Desbaratar trama o intriga. desaturde:Quitar el aturdimiento.

Para estrecharme amoroso bajo la luz de la luna, esa que sabe de anhelos y comparte su fortuna. La que escucha los susurros que inspiran tantos azares, caricias, fieles miradas, galanteos, suspirares. Para mirarme a los ojos con la esperanza que late y permitirle a la vida  que nuestra fe no arrebate. Que nos acerque sin dudas, sin temor a los ocasos ni a las caídas, ni al llanto ni a las penas ni fracasos. Para sentir lo genuino y aniquilar el ultraje e invocar al universo con el sublime mensaje. Y bendecir el encuentro como siempre en la laguna para estrecharme amoroso bajo la luz de la luna.

Golondrina te llevas el proyecto de un alma, la utopía guardada cual tesoro  en su vida tantas cosas, silencios, la palabra perdida, el vigor, los anhelos, la ilusión y mi calma. Golondrina me quedo con la musa olvidada, ella vino en mi auxilio, prometió ser mi aurora, la que imprima su huella como fiel preceptora y aleccione e inspire  esta fuerza apagada. Golondrina, recuerdo la feliz primavera la que fue el fiel remanso en las noches de luna y cuestiono el desvelo que ignoró la promesa. Hoy  deseo que vuelvas con la osada franqueza, que el ocaso no deje de mostrar su fortuna y podamos entonces perseguir la quimera.

Es admirable la lira que acompaña cada arrullo y el más sublime murmullo del poeta que se inspira. Mientras en versos suspira junto a las notas viajeras, se estremece entre quimeras para besar el tintero, con el iris placentero que aquilata primaveras. Llega hasta el alma el suspiro del amante sin recato, besa el albor de inmediato sin pensar en el retiro. Se deleita en el papiro de su cuerpo la dulzura, abre brechas la locura de la entrega y del anhelo que bendice hasta el revuelo derribando su armadura. Y ese numen no se agota, sorprende el ilustre bardo gentil, audaz y gallardo con el brío que denota. Deja el alma en cada nota, se apasiona el caballero y el ingenioso tintero nos ofrece sus auroras divinas, encantadoras junto al trinar lisonjero.

Tocarte con mis versos el único recurso que has dejado, instantes confundidos y tropiezos, la vida y sus aciagos, la vida sin regreso, la vida no transige en los fracasos. Llenar tus universos, buscar en el espacio deseado  recuerdos que inspiraron embelesos, el  tiempo, los halagos, el tiempo y lo inconfeso el tiempo inexorable en sus ocasos.  Tocarte con mis versos, buscar en el espacio deseado  instantes confundidos y tropiezos, el  tiempo, los halagos, la vida sin regreso y el tiempo inexorable en sus ocasos.

El néctar divino que te ha besado y el eco del suspiro en el requiebro, enlazan lo que quieres y has soñado en noches de aventuras y desvelos. El tórrido volcán del entusiasmo conspira con la lava del deseo, sofoca en el placer del arrebato y abrasa en el romance de los cuerpos. Lo sientes, te domina el sortilegio, te entregas en ardiente danza amante llevada por el gozo en su apogeo.  Asumes en el clímax los azares que llegan congruentes con el tiempo y dejan cincelados sus instantes.

A darle vida nueva al corazón  es más que necesario, es mi esperanza no dejes que se esfume en añoranza, te entrego esta genuina confesión. Yo sé que no es porfía, es convicción, te pido por favor me des confianza, sé bien que quien persiste siempre alcanza aquello que no es sólo tentación. Espero tu regreso en demasía, no dudes de este amor que no se agota y así deifica toda su obsesión. El tálamo entre rosas no se acota conserva aquel elixir, la ambrosía y el tórrido manjar de seducción.

Cuando sangran las heridas junto al versar del poeta, confabulan emociones y laberintos de penas. Hasta la luna comparte un adagio de tristeza, más su brillo le acompaña en el duelo y su sentencia.   En la musa y sus enigmas, en el dolor que lacera guarda la luna el secreto que  sostuvo la promesa, de trascender sin engaños, sin traiciones callejeras, siempre leal, sin complejos siendo fiel hasta en la ausencia.