De regreso en contubernio con mis letras, aferrada a la emoción que me consiente, entre tantos sentimientos que convergen para hacer de este periplo una epopeya. Aquí estoy sin artilugios entre esperas enfrentando la batalla por la vida, cada instante es el oxígeno que inspira y conduce a un horizonte de esperanza. Es la intensa necedad que al vestir alas se propone ser la ilusa en su revuelo, para entonces abrazar al universo que nos llega con la luz en la alborada. El silencio me seduce, no quebranta, multiplica en el versar su paraíso y el oasis que rellena los abismos siempre infunde su más fiel perseverancia. Me conmueve la pasión que nunca acaba y pretende con su voz aislar los miedos, inventar nuevos espacios, derroteros y alcanzar desde la fe nuevas alianzas. Siente el alma la emoción en la hojarasca que desprende en su cadencia mil suspiros, cuando absterge y purifica los sentidos la profunda inspiración que no amilana.
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