Dueña de mi espacio.

En esta tarde fría, muy fría digo yo, hemos salido a divagar bohemias por las callejuelas sin sentidos y entrecortadas de mi barrio. Todo seco y brillante, con este aire frío, el silencioso vaivén de mi cabello y hojas que llegan, tocan mi cara y caen de repente al suelo y yo las piso sin querer, las idealizo y ahí quedan tendidas en la acera y en las calles dejando huellas de los que fueron algún día en primavera. Tú y yo, inspiración que me acompañas y que  me tientas cada paso a imaginarte y soñarte, eres tú mi confidente de leales encuentros con mi ego, y salimos juntas con chaqueta y bufanda,  enamorando al aire y seduciendo cada  hoja que cae, cada rama que se quiebra y  hasta el oxígeno que alimenta mis pulmones para lanzar al viento tantos sueños. Hoy quiero contarte todas mis quimeras y extraviarnos como si no hubiera regresos en el tiempo, y sentir la fría sensación de una partida y el cálido abrazo de un recuerdo. Llegamos al final de una vereda bordeando el gran parque de Woodlawn, sonrisas y entusiasmo adolescente repartiendo energía en cada gesto, contradictorias sensaciones diambulan en los rostros de la gente, algunas enajenadas emociones y otras contemplativas que se escapan en cuadernos de amor ó diarios de días y caminos vividos. Agradable momento en que me siento dueña de mi espacio, que respeta el misterio de la tarde que compartimos juntas, inspiración mi dulce amiga soñadora de avalanchas de suspiros y de letras, como cómplices abstraídas de todo lo que nos sabe a romance y devaneo.  Aquí conmigo, mi  inspiración y mi universo, en este parque de ideas y de musas para escribir cada momento de mis sueños, en una tarde fría con alma de bohemia en cada verso, y como dueña absoluta del deseo de regresar al espacio idealizado de mi tiempo.







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