Bendiciendo el encuentro.
Anoche soñé con las estrellas, nébulas de insomnios y galaxias de ideas viajaron con mi sombra en umbras misteriosas e insospechadas. Puntos luminosos se acercaban curiosos, asteroides volaban a mi paso como caballeros del infinito, en azules opacos y brillosos destellos.
Todo me era bello, inexorable encuentro de fusiones nucleares en corolas de incienso, y el polvo destellante con gases de misterio en difusos colores matizados de espectros.
Espejismos de lagos y cráteres violentos,
adornaban el paso del etéreo misterio
y distancias de luces con silencio de fuego,
se acercaban celosos defendiendo su tiempo,
flamantes de añoranzas, radiantes de desvelos.
En el núcleo visible nacían las estrellas
y un pequeño niño con halo de cometa
se acercaba a mis ojos, descubriendo una estrella
que nacía en el polvo fugado de su espera.
Venía con su rosa, vanidosa y callada,
con pétalos de luces y espinas encarnadas
en cada sueño amado de fábulas y hadas,
de sofismas pensados y falacias cantadas.
El pequeño invitaba al fantástico evento,
nacían dos estrellas en el bello universo.
Reinaba la energía con hidrógeno y helio,
y fuertes contracciones de amor y desenfreno
parían las celestes con brillos del misterio.
Hermoso y centelleante el divino momento
y el niño sonriente convidaba al regreso
en su asteroide alado por ángeles supremos,
con su rosa añorada besando los deseos.
El regreso incitaba , alígero al encuentro
de mi sueño dormido entre tantos secretos,
y ví nacer estrellas, y ví morir destellos
de planetarias nébulas en agujeros negros.
Y el tierno Principito acompañó este sueño,
y tocaba mi alma con su adorable ego
cual arpa melodiosa de amor sin contubernio,
con la mirada dulce y el ingenuo destello
del niño que hoy habita en mi verso viajero.
Al despertar con ansias de mi arropado sueño,
una rosa callada con sus pétalos bellos,
acarició mi alma con la rima de un beso.
Y comprendí al instante que más allá de un sueño,
fue la musa encantada que inspiraba mis versos
cual nébula callada y galaxias de anhelos,
en cascadas de luces bendiciendo el encuentro.
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