Viviendo de un ayer
Me siento vulnerable, yo lo acepto
en medio del aciago y la desdicha
y es duro caminar por la colina
cruzando laberintos en silencio.
Se impone el desamor en el desierto
y un poco del rencor acorralado
permite castigar cada peldaño,
dejando su flagelo irreverente
que atiza y que golpea desde siempre,
trayendo las descargas del quebranto.
Trayendo las descargas del quebranto
con todas las heridas descubiertas,
sangrando de dolor va la tristeza
en medio del pesar y del cansancio.
Y encierra a la nostalgia en el ocaso
se niega a transformarla en primavera,
no entiende de esperanzas, de quimeras
queriendo perpetuarse en los recuerdos,
viviendo de un ayer entre lamentos
que impide amanecer tras la tormenta.
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