Para mi Jaime Javier


Radiante mes que el gozo estimulaba
la espera del sublime alumbramiento,
soñando el milagroso nacimiento:
arrullo del amor que cobijaba.
 
Divino fue el dolor sin sufrimiento,
anhelo de la fuente que emanaba
destellos de la vida que llegaba,
cual tierno amanecer del firmamento.
 
Conservo en las memorias el instante
retando la emoción en la premisa
y el eco de tu llanto de inocencia.
 
Si abrazo en el recuerdo tu semblante
travieso querubín de mi sonrisa,
tesoro que bendice mi existencia.
 
 
 
 

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