Divino seductor


Te admiro ruiseñor de mis  cantares
divino seductor de iluso vuelo,
que trina en la emoción de los azares
la copla visionaria de mi anhelo.
 
Virtuoso el amuleto que acrisola
la noche conspirada en la locura,
gozando el madrigal que se arrebola
indemne de sosiego y de cordura.
 
Bohemio talismán de mi romance
que irrumpe el horizonte si presagia,
rijoso el sortilegio de su alcance
que excita cada nota con su magia.
 
Velada de un concierto que genuino
se aferra tentador a sus quimeras
e insomne en el desvelo peregrino,
evoca con donaire primaveras.
 
 
 

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