Con tu etérea presencia.
Espíritu del aire, deidad de la inocencia
hoy te vistes de seda en la etérea presencia,
cual alma de los vientos y sílfide violenta
en esperas de asombros e ilusión de poemas.
Aliento de esta noche en la cruda tormenta
del invierno que invade la sublime silueta
bajo el velo morado de la ingenua doncella,
que acompaña el espectro de la luna de seda.
Espíritu que vagas y suspiras las letras
inspirando tu nombre y evocando el poema,
y en tu velo morado yo respiro la esencia
con la suave fragancia de tu alma poeta.
Espíritu que vistes de rosas la diadema
y engalanas la tierna sonrisa de la estrella,
que se asoma entre luces y reflejos violetas
en la noche que velas con tu mágica estela.
Errante de esta noche, espíritu que llegas
titilando destellos en cielo de tormenta,
en morada borrasca de ilusiones y letras
se ha inspirado este verso con tu etérea presencia.
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