Y sentencia mi verbo




Tu indolencia quebranta la ilusión de este día,
la pereza al mirar me hace gélido el sueño,
si es placer humillar con desdén y porfía
no acaricies mi alma: peregrino de ensueño.

Alcanzaste mi umbral cuando el sol despedía
en la tarde el azar clandestino y risueño,
esplendente y vital , no pensé que mentía
quien tallara el primor con pletórico empeño.


Y recuerdo el azul del crepúsculo intenso,
cuando escucho el versar de tu arrullo y te pienso:
tan bohemio en mis ojos suspirando sin prisa.


Es aciago el instante que distancia tu aroma
sentenciando mi verbo el adagio que asoma,
si flagelas la endecha de la utópica brisa.
 

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