Hoy caminaré
de su mano iré con virtud y arrojo,
no le temeré a los desaciertos
y al amanecer llegaré de rojo.
Cubrirá mis pasos los claveles muertos,
que evocan el beso y antaño sonrojo.
Tú suspirarás placeres y aciertos,
cuando la mirada suplique de hinojos,
entre mis senderos discretos de arrojo.
Cuando me acaricie la brisa los ojos:
te desafiaré con mi andar sereno,
besando el oasis en desierto ajeno.
Hoy caminaré senderos abiertos
y al amanecer llegaré de rojo,
tú suspirarás placeres y aciertos,
cuando me acaricie la brisa los ojos.
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