Genuina en la virtud
De ilusión vistió su corazón un día
y en tanto que el dolor le sedujera,
pudo vencer el alma su quimera
en medio del engaño y la agonía.
Anhelos y visiones consentidas
de erráticos axiomas y apotegmas,
quebraron ante el duelo por la espera
de ascéticas renuncias y utopías.
En ascuas la evasiva reticente
y el eco del lamento que sofoca,
umbráticos descansan entre sombras.
Y excelsa la ilusión que no se asombra
florece en rosaledas con la aurora,
genuina en la virtud que permanece.
II
Genuina en la virtud que permanece
y austera rubricando su mesura,
se inquieta ante la bruma de las dudas
y umbrosos avatares que la envuelven.
Se viste del primor cuando amanece
de azares entre mieses y amapolas,
celeste la ilusión que se enamora
de arcanas melodías que la aspergen.
Y el aura del crepúsculo inefable
oasis de ilusiones clandestinas,
comparte en sus azares las caricias.
Se viste el corazón con las albricias,
de ingenuas ilusiones consentidas
y atávicos ocasos imborrables.
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