Con la tinta del alma
La caricia del alba desde el monte regresa,
mientras tanto su aroma sibilino confiesa.
Peregrina del alba siempre osada y traviesa
en el cénit dorado y en la ilusa promesa.
Es azul la mirada del relente apacible,
en el trino bohemio del insomnio intangible.
Evidencia del alba que se asoma invencible
en el verde horizonte y amanece infrangible.
No se quiebra la Luna ni el lucero que admira
el rocío en la noche que acrisola y conspira.
Caprichosa va el alba y el azar de su lira,
con la tinta del alma cual adagio suspira.
Comentarios
Publicar un comentario