Con la niebla tempranera


Con la niebla tempranera
del murmullo matutino
se rocía el coralillo
que se enreda en mi ventana.
Es la lluvia enamorada
despidiendo primaveras,
presagiando filigranas
en las alas de quimeras.

 
Suave brisa se desborda
en veredas diamantinas
caudalosas que acarician,
la rosácea madrugada.
Rosicler que se aquilata
con el trino de la aurora,
que trasciende en las montañas
junto al mar que le apasiona.
 
Gratifican alamedas
las deidades sigilosas,
cuando el céfiro arrebola
torbellinos en el alba.
Es un canto a la esperanza
que diluvia con la estrella,
en azules algaradas
con la niebla mensajera.
 
 


 
 
 

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