Milagro del amor que en poesía, se aferra a su misión y asperge verso a verso la ambrosía, que encumbra su obsesión. Persuade corazones y concilia, certero y mesurado, el bardo que concede en la vigilia su ingenio desvelado y siente que es testigo su tintero, de todo lo anhelado en tanto persevera en el sendero, su espíritu elevado. Presume del encanto de la lira que alcorza lo inasible, viviendo su verdad mientras delira lo edénico y sensible. Preclaro en el vergel un florilegio, se aferra a la ilusión, conspira con la luz el sortilegio de un sueño renovado que alcanza de la aurora rosicleres en bálsamo apacible. Talento ineludible, que asoma en la sutil melancolía cual alba en primavera el rostro tan vital que desafía, la impronta de la espera.
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