Aún abraza su quimera
La memoria que se graba en la conciencia
es la astuta remembranza sin remedio,
quien impuso entre sus lágrimas el tedio
y el dolor por tan brutal indiferencia.
Desleal tu proceder, tu negligencia,
el capricho del engaño y del asedio,
congeniaron sus falacias en el predio
defendiendo tu accionar con vehemencia.
Más no juzgo ni al azar ni a la imprudencia,
yo entregué mi corazón, mi vida entera
y el decoro del hacer desde su esencia.
Y aún espero en esa fría primavera,
pues el verso evidenció la confidencia
con el alma que aún abraza su quimera.
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