En la noche nazarena
Esplendente está la noche
toda de blanco nos llega,
con la mirada serena
y el crepúsculo celeste.
Tan radiante entre la nieve
se acrisola la esperanza,
con el verbo y la palabra
que hacen claras las mañanas,
sin rencores ni reproches
bendiciendo amaneceres.
Brilla el cielo especialmente
cuando la luna se asoma,
toda cubierta de gloria
por el cendal de la estrella.
Resplandeciente y traviesa
peregrina y sibilina,
sabe de amor y vigilias
de la bondad desmedida,
con el perdonar paciente
y la palabra certera.
La primicia verdadera
clama cual Sol de justicia,
a la sagrada noticia
que del pesebre nos llega.
Dilecta, diáfana y bella
entre arcángeles divinos,
ungiendo al recién nacido
gozosa y con regocijo,
llega esplendente la estrella
en la noche nazarena.
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