Más que un alma
El fruto que en tus manos deposito
es fúlgido, brillante en su ternura,
no es sólo la poética aventura
sedeña en un osado manuscrito.
Sé bien que el sentimiento es inaudito
si alcanza la ambrosía de su holgura,
conspira el universo cuando augura
ilusa la esperanza al infinito.
Te entrego más que un alma opalescente
que irisa lo esencial sin espejismos
de sombras, de falacias ni rencores.
Confío en la palabra vehemente
leal en la verdad sin egoísmos,
dadora espiritual de sus valores.
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