Aún
Aún en el ocaso de las horas
el lecho del crepúsculo florece,
se impone el frenesí precisamente
de anhelos bendiciendo las memorias.
No importa si es la luna la embustera,
no importa el escudero de mi suerte,
si siento en este amor desvanecerse
el ciclo desvelado de las sombras.
Aún en lo difuso de la impronta
el eco de la musa no fenece,
se impone con su magia intensamente
afín con la armonía tentadora.
No importa si es intensa o lastimera,
no importa si en su arpegio vehemente
tropiezan la utopía y lo rebelde
e ilusas confabulan sus auroras.
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