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Te espero en mi soledad

 En la sombra callada de mi espera,   donde anidan los ecos del vacío,   te evoco, cual lucero en desvarío,   presencia que mi anhelo persevera.   Tu ausencia es la pasión que me lacera,   la sed de un manantial en su rocío;   mi entrega vuela, libre en su albedrío  buscando en el silencio primavera.   Si el tiempo entre sus lienzos me condena,   seguiré con la fe de quien te nombra,   guardando tu reflejo en luz serena.   Y aunque el alba despierte en otra alfombra,   mi corazón no olvida tanta pena:  ¡te espera en la penumbra de tu sombra!  Lucero que se asombra, renace con tu voz, deja su huella: ¡Esplende cual candil en cada estrella!

Freesia Versos Románticos: En Versos de Enamorados

 Se asocia con la amistad, la lealtad, la confianza ese aroma peculiar de fresias en las mañanas. Flor que irradia primavera, buen humor, perseverancia, que pondera la inocencia y la bondad soberana. Embriagadora, coqueta en su floral abundancia, vibrante, alegre se luce con sus colores dorados, huele a jazmín, azahares con acentos afrutados tan suaves se complementan en versos de enamorados.  Fresias y versos románticos: un contubernio anhelado, para ofrecer esa esencia en el bregar cotidiano de esos días tan sublimes que marcan nuestro diario y que nos dejan su impronta en versos de enamorados. Así se escribe el presente y se atesora el pasado, la mirífica conciencia, lo genuino desde el alma, en ese cofre precioso donde las joyas amadas de todas nuestras memorias siguen fieles y lozanas. Entreteje entre recuerdos su pasional filigrana guardando lo más preciado que valida la esperanza, el ánimo, la franqueza, la certeza y la prestancia, todos esos atributos que han de loar l...

Amo el recuerdo, más no el olvido

 Miro la Luna, llega el rocío, mientras su claro triste se asoma, sé que estás lejos, busco entre sombras mas me convenzo:¡No estás conmigo! Siento que ríes, tu voz me anima cuando despierta el halo en el alba, y es el suspiro quedo del alma quien me susurra con sus caricias.  Pero te has ido, surcas la aurora y es tu energía el vital amparo, que me sostiene frente al quebranto cuando en mis noches pesan las horas. Guardo conmigo tantas memorias esas que llegan junto al delirio, tantos instantes, tantos suspiros fluyendo en versos cuando eclosionan.  Viste el oasis su paraíso todo está en calma, la paz te abraza la fe conspira con la esperanza y el universo surte el estío. Pacta el silencio junto al destino y en el ocaso me duele el alma cuando el aroma del viento exhala siento nostalgia, caigo a su abismo. Miro a la luna siento el vacío busco al lucero que se ha perdido amo el recuerdo, más no el olvido Siento que faltas: ¡No estás conmigo!

Desvelo que trasciende

 Tu piel tiene el sabor de las promesas,   de un dulce atardecer en mis sentidos,   y en su rumor despierta los latidos   la flor que el alma en sueños me confiesa.   Tu aroma me anticipa las sorpresas   de un roce en los umbrales prohibidos,   mi pulso va buscando, entre gemidos,   la sien donde mi fiebre se atraviesa.   Y bebo el resplandor de tu apogeo,   la miel que del pecado se desprende:   ¡La voz que entre suspiros yo deseo! Tu carne es oración que no reprende y en su sabor me pierdo en devaneo,   de un fuego que entre anhelos me sorprende.    Desvelo que trasciende: ¡Se entrega mi razón, por ti florece;   pues toda esta pasión me pertenece! 

Si el crepúsculo me llama

  Declina el sol, dorando el occidente y en su fulgor renace tu memoria;   mi alma, de sombras teje su victoria   y al recordarte vuelvo adolescente.   He hallado amor en la ceniza ardiente   del tiempo gris que apaga toda historia;   más tu ternura deja su victoria,   pues en tu luz el alba es inocente.   Aun canta el alma al borde de la herida,   pues tu calor alienta mi latido,   y el viejo amor se torna en nueva vida.   Florece el ser, de eternidad vestido;   y aunque el final parezca despedida,   tu amor me deja el sueño redimido.   ¡Qué al morir, si el crepúsculo me llama,   mi verso en tí anclará cada mañana! 

Con las caricias de entonces

 Aún conservo en mi diario aquellas letras del alma, que mantienen la fragancia de tus caricias de entonces. Décadas de amor y flores en la  auténtica algazara de un romance en la alborada de nuestros sueños raptores. Aún conservo aquel aroma en el bregar de mis años, los anhelos tentadores acompañan el ocaso. El valor de una caricia perpetuada en el remanso del recuerdo inexorable de aquel tiempo sin quebrantos. Aún conservo aquellas horas entre azares y desvelos, ellas surten mis historias, ellas vivieron mis sueños. Despuntan cada mañana al labrar fieles deseos en el edénico instante en que beso mis recuerdos. Acaricio los momentos en el oasis que aguarda el fulgor de tu mirada escudriñando el silencio, ese que juntos retamos al poblar cada desierto con desafíos de auroras vislumbrando nuestra alianza. Aún me gozo en la añoranza de aquellos nidos de amores, en la idílica avalancha de versos y de canciones, de aquellas letras del alma visualizando los dones que abrazaron los...

Desde el alma sin fronteras

 Abre puertas desde el alma, sin fronteras esa ofrenda peregrina y resiliente, que conduce a caminar en el presente entre anhelos surtidores de quimeras. Atesora remembranzas alfareras hacedoras de un espíritu eminente, ensalzando lo que esculpe dignamente el parnaso seductor de primaveras. Se asemeja a lo más tierno imaginable el mirífico regalo que ameniza, con su fúlgido placer a lo encomiable. Lo que atado a la esperanza vigoriza  y resguarda el florilegio memorable cual compendio que entre auroras entroniza.