Te espero en mi soledad
En la sombra callada de mi espera,
donde anidan los ecos del vacío,
te evoco, cual lucero en desvarío,
presencia que mi anhelo persevera.
Tu ausencia es la pasión que me lacera,
la sed de un manantial en su rocío;
mi entrega vuela, libre en su albedrío
buscando en el silencio primavera.
Si el tiempo entre sus lienzos me condena,
seguiré con la fe de quien te nombra,
guardando tu reflejo en luz serena.
Y aunque el alba despierte en otra alfombra,
mi corazón no olvida tanta pena:
¡te espera en la penumbra de tu sombra!
Lucero que se asombra,
renace con tu voz, deja su huella:
¡Esplende cual candil en cada estrella!
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