Llegas a mi invierno
Llegas a mi invierno surtidor del alma
buscando cobija, refugio y amparo,
traes la nostalgia, mas un suave trino
alcanzó la esencia del fatal quebranto,
para así mirarte profundo a los ojos
revelando aquello jamás olvidado.
Vuelves a mi invierno tras otoño errante,
sabes que he sufrido todos tus ocasos
que por nunca herirte desafiando al tiempo,
quise perpetuarme sin firmar contrato
y a pesar de todo vivir el idilio:
¡creyendo en la fuerza de lo inesperado!
Vivo la experiencia de este amor de invierno
en medio de azares crecen los milagros,
se superan todas las adversidades
y enfrentamos juntos todo paso a paso,
sin temer la furia de la hostil envidia
que oculta su rostro tras un fiel remanso.
Amor de mi invierno, de mis primaveras
del cetrino hastío, de osados veranos,
obremos unidos sin manchas ni huidas
consagrando todo lo bueno y humano,
que nos compromete revelando anhelos
mientras la esperanza besa nuestro pacto.
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